sábado, 14 de noviembre de 2009

El mito de la unidad de la izquierda

Si uno ubica el origen de la izquierda moderna en el Perú en la fundación del Partido Socialista por José Carlos Mariátegui allá por 1928, tomará nota que han pasado ya cerca de 80 años. Apenas dos años después de su fundación el partido adoptó el nombre oficial de Partido Comunista del Perú. Como menciona el informe de la CVR, el PCP tuvo un rol marginal dentro de la política del país mientras que el APRA, más a la izquierda en aquel entonces, canalizaba las demandas de los sectores populares del país. Así fue hasta 1962. La izquierda era una.

Es en aquel año en el que la izquierda sufre su primera división. Un grupo de sus militantes se separan del PCP y junto con algunos apristas disidentes se van a Cuba con la idea de entrenarse para una aventura guerrillera que, como casi todo lo que ha hecho la izquierda en el Perú, terminó en fracaso. En 1964, empieza la vocación divisoria de la izquierda: primero fue la división Bandera Roja versus Unidad, y luego del primero salieron Patria Roja y después Sendero Luminoso. A partir de Unidad surgió la llamada “nueva izquierda”, siendo los partidos más representativos el MIR y Vanguardia Revolucionaria. Y desde entonces la división de la izquierda ha sido la constante, salvo el breve periodo que sobrevivió con relativo éxito la Izquierda Unida entre 1980 y 1985-86.

Si uno hace un poco de números, es claro que -aun en su momento más exitoso- la izquierda no fue capaz de convocar a más de un tercio del electorado en el país. No tuvo la fuerza suficiente como para ganar la elección del 85, a pesar del desgaste de los partidos de derecha que gobernaron el país entre 1980 y 1985. Cerca del 70% del país no voto por ella en aquella ocasión.

Sin embargo, por alguna razón, los izquierdistas siguen añorando aquella experiencia. Nuevamente, el argumento es la unidad, como si automáticamente un candidato unitario fuese capaz de convertir el 1% que en su conjunto obtuvieron los candidatos de izquierda en las elecciones pasadas en un 30% como en el pasado. Algunos ven el giro a la izquierda en muchos de los países de la región, como una oportunidad para la izquierda local, y se lamentan que esta –por causa de sus divisiones- esté dejando pasar la oportunidad de llegar al poder.

Tengo la impresión de que muchos de los supuestos detrás de estas creencias no son válidos, en particular la idea de que el electorado en la región se ha movido a la izquierda. Efraín Gonzales de Olarte argumentaba en alguno de sus trabajos que en el caso peruano los electores suelen votar por la alternativa política que ocupe el centro electoral. Siguiendo la lógica de ese argumento, debería ser cierto que la mayoría de los votantes en el país se ubican al centro político y por tanto la única posibilidad real de la izquierda seria moverse hacia ese sector. De hecho, Ollanta Humala ha tratado de hacer lo anterior y habrá que esperar los resultados electorales del 2011 para juzgar si fue exitoso en esa dirección. Buena parte de la izquierda asume que sus banderas son compartidas por las mayorías nacionales y que por lo tanto lo central en su estrategia política se reduciría a articular una candidatura unitaria.

A partir de datos colectados por la Encuesta Ecosocial en el 2007, es posible armarnos una idea de las preferencias políticas de los peruanos y latinoamericanos. Como se observa en el gráfico, la mayor parte de los entrevistados en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú se ubican en el centro político. Si medimos el centro político por aquellos encuestados que en la escala del 1 al 10 seleccionan 5 y 6, donde 1 es extremo izquierda y 10 es extremo derecha, tendremos que cerca del 53% de peruanos se encuentran en dicho sector. Similar al 52% de Argentina y ligeramente superior al caso chileno (47%) y colombiano (49%) y algo lejos del brasileño (39%). Salvo el caso brasileño en donde el electorado tiene niveles de preferencia políticas más sesgadas a la izquierda, en la mayoría de los países pareciera ser que el electorado prefiere el centro político, lo cual sugiere que en realidad el giro a la izquierda seria más bien un giro de los partidos de izquierda al centro. Dejo a mis amigos politólogos testear la validez de mi hipótesis.

Si el giro a la izquierda no es tal, entonces es difícil que aun una candidatura unitaria de la izquierda pueda ganar. El centro político está sobre poblado y es difícil que los candidatos de izquierda como Humala, Arana o cualquier otro sean vistos por el electorado como alternativas de centro cuando hay un Toledo o un Castañeda peleándose esa posición.

Sin embargo, la izquierda en el Perú seguirá soñando en llegar al poder como su pares en otros países de la región. Mi hipótesis es que, si ello llegase a ocurrir, no será necesariamente por la conformación de una candidatura unitaria.

Actualización I

Silvio Rendon y Farid Matuk hacen algunas precisiones sobre el divisionismo de la izquierda.

Silvio:

“Las izquierdas siempre presentaron divisiones y orígenes diversos, medio siglo antes de los sesentas.

El APRA fue un movimiento de izquierdas. De hecho fue fundada antes que el PSP de Mariátegui, como una escisión donde Mariátegui, inicialmente aprista, quedaba fuera. He ahí una división. (Antes tenemos a los anarquistas de comienzos de siglo, la mayoría de los cuales se incorporan al APRA, superados por la influencia de la revolución rusa y mexicana). En 1930 hay otra división, entre el PCP de Eudocio Ravines y el PSP de Luciano Castillo (influyente en Piura, entre los trabajadores petroleros de la IPC).

En 1947 se funda el POR, de orientación trotskista, al que se suman varios ex-apristas en los cincuentas, notablemente Ismael Frías. Varios apristas renuncian al APRA en esa época: Ciro Alegría, Magda Portal, Alberto Hidalgo.

En los sesentas tampoco todos los grupos salen del PCP o del POR, sino del APRA (el MIR) o de Acción Popular (Acción Popular Socialista y Vanguardia Revolucionaria), la Democracia Cristiana o el Movimiento Social Progresista. Es decir, no hay un origen único, comunista, en las izquierdas. Más bien hay orígenes diversos y paralelos, con una competencia por el espacio de izquierdas: Hugo Blanco regresa al Cusco con un nuevo discurso a desafiarle el terreno a los incumbent del PCP y logra tener mayor influencia. Hoy ocurre algo así con Arana vs. Humala, pero todavía queda por ver cómo se juegan las cartas en esa lid...”

Farid:

“Durante el gobierno de Bustamante y Rivero, la izquierda ya estaba dividida, como ejemplo esta el GOM (Grupo Obrero Marxista).

Para 1978, la izquierda obtiene 8% de los votos, y la ultra izquierda obtiene 12% (FOCEP y UDP). En 1980 la ultra izquierda obtiene otra vez 12% (PRT, UDP, y UNIR).

A nivel mundial nunca la ultraizquierda había obtenido una incidencia electoral tan alta como en Perú en 1978 y 1980. Pero luego la aparición de SL y MRTA, generó un conflicto armado dentro de la ultra izquierda.

Al cual se suma la represión estatal a las organizaciones legales de la izquierda en general; que trae como corolario la desaparición de la ultraizquierda tal como la definió SINAMOS.”

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4 comentarios:

Silvio Rendon dijo...

Buen post, Stanislao.

Nomás algunas precisiones. Las izquierdas siempre presentaron divisiones y orígenes diversos, medio siglo antes de los sesentas.

El APRA fue un movimiento de izquierdas. De hecho fue fundada antes que el PSP de Mariátegui, como una escisión donde Mariátegui, inicialmente aprista, quedaba fuera. He ahí una división. (Antes tenemos a los anarquistas de comienzos de siglo, la mayoría de los cuales se incorporan al APRA, superados por la influencia de la revolución rusa y mexicana). En 1930 hay otra división, entre el PCP de Eudocio Ravines y el PSP de Luciano Castillo (influyente en Piura, entre los trabajadores petroleros de la IPC).

En 1947 se funda el POR, de orientación trotskista, al que se suman varios ex-apristas en los cincuentas, notablemente Ismael Frías. Varios apristas renuncian al APRA en esa época: Ciro Alegría, Magda Portal, Alberto Hidalgo.

En los sesentas tampoco todos los grupos salen del PCP o del POR, sino del APRA (el MIR) o de Acción Popular (Acción Popular Socialista y Vanguardia Revolucionaria), la Democracia Cristiana o el Movimiento Social Progresista. Es decir, no hay un origen único, comunista, en las izquierdas. Más bien hay orígenes diversos y paralelos, con una competencia por el espacio de izquierdas: Hugo Blanco regresa al Cusco con un nuevo discurso a desafiarle el terreno a los incumbent del PCP y logra tener mayor influencia. Hoy ocurre algo así con Arana vs. Humala, pero todavía queda por ver cómo se juegan las cartas en esa lid...

Saludos,

Roberto dijo...

Claro, el asunto para muchos es el per se de la unidad. Ven en las experiencias vecinas que la unidad debería llevar a la izquierda al poder, como si esto (el poder) fuera algo mágico, una suerte de Excalibur que ella (la izquierda) estuviera predestinada a alcanzar.

Ahora, el voto peruano ha sido más que centrista, particularmente conservador. (En realidad, podría leerse como centro aquello).

- ¿Belaúnde, la primera vez, frente a un radical Haya de la Torre? (fácil me equivoco, alguien podría corregir)
- Belaúnde, fue un voto conservador (de centro) frente al resto (Villanueva, Bedoya, etc.)
- García frente a Barrantes. Un voto menos radical, más conservador
- Fujimori frente al radicalismo de Vargas Llosa
- Toledo y su tercer piso del "fujimorismo económico" frente al izquierdismo de García el 2001
- García y su "cambio responsable" frente al nacionalismo de Humala el 2006

Siguiendo la tendencia, es muy poco probable que la izquierda tenga alguna posibilidad, que arrastre los "votos de la protesta social".

En fin, es otro el tema. La agenda de la izquierda no debería ser la unidad o la división. Esta debería ser producto de fuertes, apasionadas e interesantes discusiones programáticas y no resultado de cuestiones de ego o de oportunismos políticos.

Saludos

Willy dijo...

Estimados, no soy politólogo, así que me pregunto:

1.- ¿Es que la izquierda en los demás países latinoamericanos llegó al poder por la "unidad" o porque reformularon sus planteamientos, adaptándolos a los nuevos tiempos y a las nuevas necesidades de las minorías?

2.- Pueden no concordar conmigo, pero para la mayoría de peruanos el gobierno del APRA es de Centro Derecha. Entonces ¿No será que los electores buscan una alternativa de Centro Izquierda? (lo cual implica un giro no radical a la izquierda)

Saludos

Orígenes Vasquez V.G. dijo...

Sucede, también, que se asume que porque un gobierno es desaprobado, la opción opuesta sería la que ganaría las elecciones. Que el actual gobierno aparente ser de centro-derecho y que casi todo el país lo deapruebe no quiere decir que el 85% que desaprueba lo haga porque preferiría la imagen especular, de centro-izquierda.

Hay muchos factores de importancia espectacular en medio, desde el manejo mediático de la política hasta las necesidades concretas (auto percibidas) de la gente.

Me parece que son esas dos variables las más importantes, antes que la simpatía por "centro", "derecha", "izquierda" y demás coordenadas. El gobierno de Fujimori fue evidente en ese sentido. Manejó el aparato mediático con gran habilidad (lo manipuló y después lo compró) y tuvo una estrategia populista muy eficaz. Por supuesta, los dos factores están mezclados. Creo que, en ese sentido, es un mito que mucha gente botaba por Fujimori "porque era el primero en ir a su pueblo" o "porque había vencido al terrorismo" o "a la inflación" allí. Creo que mucho de eso fue creado por los medios, por los carteles, las pancartas, los colegios lindos pero descartables y sin buenos profesores.