domingo, 12 de febrero de 2012

Gracias Chorri

No soy muy fanático del futbol, pero ayer fue la despedida de Roberto “el chorrillano” Palacios, sin duda uno de los jugadores más importantes de la historia reciente del futbol peruano. Muchos los recordaremos no solo por sus goles, muchos de impecable factura, sino sobre todo por esa entrega que dejaba en las canchas cada vez que vestía la bicolor de la selección. Un tipo de origen humilde, sin pretensiones de grandeza, al que -a pesar de su pequeña estatura- no le faltaba picardía para enfrentar al rival y demostrar una pasión increíble por el Perú. Pasará mucho tiempo antes que aparezca un jugador como el, que nos llene de emoción al observar su entrega.

Gracias “Chorri”, por lo goles y por enseñarnos la grandeza que hay en los pequeños y humildes. Por dejar siempre todo en la cancha.

Aqui una muestra de sus goles:

viernes, 10 de febrero de 2012

Jess Benhabib sobre democracia y distribución

En los últimos años, la literatura de economía política ha prestado bastante atención a esta pregunta. Fue Lipset el primero en sugerir esta relación (conocida como la teoría de modernización) pero, hasta el artículo de Acemoglu et al (2008) en el American Economic Review, no habíamos tenido evidencia creíble sobre esta relación.

En este video, Jess Benhabib, profesor de New York University, discute esta relación en una conferencia organizada por la Barcelona School of Economics.

jueves, 9 de febrero de 2012

Sobre la eliminación de compra de libros obligatoria en la educación básica



En la Hora N, Leon Trahtemberg comenta lo siguiente sobre la norma que prohibe la compra de textos educativos a una empresa determinada:


No sé ustedes, pero yo a priori tengo simpatía por el espíritu de esta norma, aunque es cierto que existen aspectos que pueden ser mejorados. Desde un punto de vista económico, se trata de un mecanismo para evitar la colusión de proveedores de servicios (educadores y editoriales) en desmedro de los consumidores (los hogares). Creo que las críticas de Trahtemberg, siendo válidas desde el punto pedagógico, no van al eje central de la intencionalidad de la norma. Me parece que se trata de permitir que la gente escoja entre comprar un libro nuevo o utilizar uno usado, sin que el colegio obligue a la compra del material. El colegio debe limitarse a indicar el material necesario y corresponderá a los padres de familia decidir entre usar material usado o adquirir uno nuevo.

Ahora, sobre los puntos mencionados por Trahtemberg, me quedan algunas dudas. Muchos de sus argumentos son subsanables.

1. Dice el entrevistado que la norma conlleva a que se diseñen libros de tal de modo que los niños no los utilicen. En esta entrevista, Jaime Delgado da uno alcances sobre la norma y no desprende de ella que lo anterior sea una consecuencia necesaria de la norma. La norma no obliga a que la padres no compren libros nuevos si así lo desean (lo cual, además sería un absurdo). Si un padre compra un libro nuevo, su niño podrá subrayarlo o escribirlo si así lo estima. Por otro lado, pareciera que Trahtemberg asume que todos los niños (y por extensión, los adultos también) subrayan sus libros. Cualquiera que haya comprado libros usados alguna vez en Amazon podrá dar fe que lo regular es que estos libros no tengan muchas marcas. En lo personal, yo no subrayo mis libros, prefiero hacer resúmenes pues me parece mejor estrategia para asimilar el contenido. No veo porque esto tendría que ser distinto entre los niños.

2. Concuerdo con Trahtemberg que el Estado debería entregar los textos gratuitamente a los niños que están en la educación publica, pero no veo la conexión con la norma. Aquí el punto es que no te pueden obligar a comprar los libros nuevos. Si el Estado entrega libros gratuitamente o no, debe ser motivo de otra discusión. Ciertamente, la práctica de entregar libros y exigir la devolución al final del año académico es defectuosa, pero eso no tiene que ver con combatir la práctica de varios colegios de exigir la compra de libros nuevos al inicio del año.

3. Ahora, es importante distinguir entre el requerimiento de la norma y la entrega de libros por el Estado pues me parece que Trahtemberg confunde ambas cosas. Supongamos que el Estado efectivamente entrega los libros gratuitamente. En ese caso, el problema seguiría persistiendo para los niños que van a la educación privada pues estos tendrían que comprar obligatoriamente el libro requerido por la escuela. Esto muestra que el argumento de Trahtemberg no tiene que ver con la propuesta de norma.

4. El argumento de la tecnología nada tiene que ver con la ley. Siguiendo con el ejemplo, si mañana un colegio pide un Ipad a sus alumnos, siguiendo el espíritu de la norma el colegio no podrá exigirle a los padres que compren un modelo o a algún proveedor determinado, ni mucho menos uno nuevo. Bastará con solicitar el aparato y los padres ya verán si compran uno nuevo o utilizan alguno usado de algún miembro del hogar.

Ninguno de los argumentos que he escuchado hasta ahora me parecen lo suficientemente sólidos como para oponerse a la norma pues los efectos nocivos que se le achacan o no están directamente relacionados con la norma o son manejables a través de algunos ajustes menores. Eso no significa que no haya espacio para mejorarla, para lo cual someterla a discusión pública es lo mejor.