miércoles, 28 de octubre de 2009

Evaluando econométricamente el imperialismo

Dedico este post a todos los izquierdosos, socialistas, radicales, marxistas, revolucionarios de salón y amantes de las teorías conspirativas. Que la revolución los acompañe y la ciencia "burguesa"–algún día- los desengañe.

En un post anterior hacía referencia a algunos de los trabajos de Nathan Nunn. Resulta que Nunn estuvo ayer presentando un trabajo en progreso en el seminario de desarrollo aquí en Berkeley que quiero comentar brevemente.

El titulo del paper es “Commercial Imperialism? Political Influence and Trade during the Cold War”, cuya autoría es compartida con Bill Easterly, Shanker Satyanath y Daniel Berger (todos de NYU). Sin duda, este es uno de los primeros trabajos empíricos orientados a testear econométricamente el imperialismo en sus dimensiones comerciales. El paper explota una nueva base de datos sobre intervenciones de la CIA en diversos países del orbe durante el periodo de la guerra fría (la misma que construida a partir de documentos recientemente desclasificados por este organismo) con el objetivo de evaluar si es que la variación en los niveles de influencia vinculados con las intervenciones de USA en los países del orbe ha estado asociada con variaciones en el flujo comercial con los países intervenidos. Una ventaja de la estrategia de identificación de los autores es que las intervenciones de la CIA pueden ser consideradas como ortogonales en relación a las políticas comerciales en la medida que respondían básicamente a intereses geopolíticos, lo cual permite dar una interpretación causal a los resultados del ejercicio econométrico.

Sin duda, la base de datos es uno de los elementos más interesantes del paper. La primera idea que uno se puede formar a partir de ella es que las intervenciones de la CIA eran bastante frecuentes, lo cual seguro excitaría a más de un amante de las teorías de conspiración. Entre 1947 y 1989, alrededor de 24 países en promedio estaban expuestos a algún tipo de intervención de la CIA (ver gráfico). Por otro lado, la distribución geográfica de las intervenciones sugiere que América Latina es una de las regiones que estuvo más expuesta a estas (ver mapa). El Perú aparece como un país de poco interés para USA en ese contexto. Supongo que eso debería poner en cuestión los viejos prejuicios de la izquierda local sobre los efectos del imperialismo americano sobre nuestro desarrollo.

Los autores muestran que el incremento de los niveles de influencia de USA, producto de las intervenciones de la CIA, está asociado con un incremento de la proporción de productos americanos dentro de las importaciones de los países intervenidos (alrededor de 10% en la especificación básica). Este resultado es consistente con dos hipótesis alternativas: a) la intervención americana llevaría a una reducción en los costos bilaterales de comercio y por tanto a un incremento del bienestar en USA y el país intervenido; y b) la intervención llevaría a un incremento en la influencia americana en el país intervenido, lo cual facilitaría el acceso de los productos americanos al mercado del país intervenido.

Los autores muestran que la primera interpretación tiene poco asidero empírico. Una primera razón tiene que ver con el hecho que el incremento de la influencia solo tiene efecto en el caso de los regímenes no democráticos en donde los líderes solo rinden cuenta a un grupo reducido de poder. En el caso de los gobiernos democráticos la intervención americana no tiene efecto alguno en el incremento de las importaciones desde USA, lo cual es consistente con la segunda hipótesis. Por otro lado, si la primera hipótesis fuese cierta, debería observarse un incremento de las exportaciones del país intervenido hacia USA, lo cual no observado en los datos. Por estas razones, los autores argumentan que los datos parecen ser consistentes con la hipótesis de la influencia y no con la hipótesis de la reducción de los costos bilaterales del comercio.

Un tema final que los autores abordan tiene que ver con el examen de que sectores productivos en USA se benefician comercialmente con las intervenciones de la CIA en los países. El hallazgo básico de esta sección del paper es que los sectores más beneficiados fueron aquellos en los cuales USA no tenía ventajas comparativas en la producción. Este hallazgo puede ser interpretado como evidencia a favor de la hipótesis de influencia y en contra de la de reducción de los costos bilaterales del comercio. En esa misma dirección, los autores encuentran que este efecto esta básicamente relacionado con la demanda de empresas controladas o influenciadas por los gobiernos de los países intervenidos.

Sin duda, un trabajo muy interesante que cuantifica los efectos de un fenómeno que ha sido ampliamente estudiado en el pasado pero sin mucha evidencia estadística sólida. Me parece que es otra muestra de cómo la literatura de la nueva economía política está mejorando nuestra comprensión de fenómenos largamente estudiados en las ciencia sociales mediante el uso aproximaciones metodológicamente rigurosas, lo cual viene bien en una región como la nuestra en donde estas historias dependentistas han tenido mucha acogida a pesar de carecer de rigor analítico.

Good bye, Lenin.

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domingo, 25 de octubre de 2009

Libros claves: La Metodología de la Economía de Mark Blaug

Como todo sanmarquino que se respete, buena parte de mi formación en pre-grado fue autodidactica. Viéndolo en perspectiva, no me parece que sea el método más eficiente pero en contrapartida creo que me hubiese perdido lecturas sumamente importantes en mi formación académica que no suelen ser incluidas en los programas estándar de pre-grado. Autores claves como Albert Hirschman o Joan Robinson casi ya no se estudian y uno se puede terminar perdiendo clásicos como “Filosofía Económica” o “Retoricas de la Intransigencia”.

En lo personal, uno de los libros que más ha influenciado mi forma de estudiar economía es el trabajo de Mark BlaugLa Metodología de la Economía o Como Explican los Economistas” que leí originalmente en una versión en español de Alianza Editorial allá por mediados de 1998. No había tenido la oportunidad de volver a leer este libro en estos últimos 5 años que llevo viviendo fuera del Perú, pero hace unos días atrás me llego una copia que ordene en Amazon y he vuelto a hojear sus páginas después de tiempo. Así, aunque se trate de un libro algo viejo ya, creo que amerita una breve reseña y con ello tal vez motivar su lectura por parte de estudiantes interesados en mejorar su background epistemológico.

El tema central del libro es una discusión de los enfoques que utilizan los economistas para someter al test empírico sus teorías. Para ello, el libro ofrece una discusión muy interesante de la filosofía de la ciencia desde las teorías del círculo de Viena hasta Popper, para luego revisar los principales enfoques post-popperianos incluyendo entre otros a Kuhn, Lakatos y Feyerabend. Me parece que esta es una de las secciones mejor trabajada del libro, pues permite al lector interesado seguir por su propia cuenta, además de ser muy formativa para aquellos no familiarizados con la literatura en estos temas. Uno aprende temas fundamentales como la falacia de la inducción, los criterios de demarcación entre ciencia y no ciencia, el rol de la historia de la ciencia y la tensión entre la lógica hipotética-deductiva y la famosa tesis Duhem-Quine. Uno se queda con la sensación de que no hay lonche gratis y que al final cierto pragmatismo es necesario a la hora de juzgar la validez de nuestras teorías científicas.

El libro luego discute como los economistas han incorporado estos enfoques epistemológicos en su práctica científica. Blaug hace un repaso de la historia metodológica de nuestra ciencia desde el siglo XIX, poniendo énfasis en como los economistas clásicos –influenciados por el positivismo- habían adoptado aproximaciones verificacionistas. Esto seria así hasta que en 1938 Terence Hutchison publicara su “The Significance and Basic Postulates of Economic Theory” que marcaria la introducción del popperianismo en los debates en economia (lo cual es interesante teniendo cuenta que la Lógica de la Investigación Científica de Popper no sería publicada en ingles hasta 1959). Este libro en particular surge como una reacción al llamado “Apriorismo” seguido básicamente por los economistas austriacos para los cuales la ciencia económica no era más que un sistema de deducciones puras derivadas de un conjunto de postulados los cuales no son susceptibles a verificación externa. Con la publicación del “Ensayo sobre la Metodología de la Economía Positiva” de Friedman, el Popperianismo (y sus variantes como los enfoques de Lakatos) se establecería como el enfoque epistemológico dominante en la economía, situación que se ha mantenido esencialmente hasta ahora, a pesar de haber sido sometido a una fuerte crítica entre los epistemólogos de la economía.

El resto del libro está dedicado a utilizar el enfoque de Lakatos para evaluar las principales teorías neoclásicas. Blaug evalúa la teoría del consumidor, la teoría de la empresa, las teorías de equilibro general, la teoría del capital humano, la teoría del comercio internacional, entre otras. Esta es una de mis partes favoritas del libro porque es algo así como “epistemología en acción”, y es sumamente instructivo para quienes se dedican al negocio de la investigación pues te permite entender los limites de nuestras aproximaciones teóricas y empíricas. Uno se queda con la sensación de que la teoría neoclásica es como una coladera, aunque para ser justos un análisis similar de enfoques alternativos de la ciencia económica debería arrojar un panorama mucho más desalentador.

En suma, un libro altamente recomendable. Cierto es que hay trabajos similares más actualizados, pero de lo que he visto no me parece que haya todavía alguna alternativa tan bien escrita como esta. Aunque tal vez este sesgado por lo que significo este libro en mi propio proceso de aprendizaje.

Otras lecturas

Aparte de este libro, Blaug tiene un libro de pensamiento económico con un enfoque epistemológico similar y que me gusta mucho porque no pierde el tiempo hablando de la vida de los economistas si no que se concentra en el estudio de la teoría. Otro libro interesante es el editado por Roger Backhouse a mediados de los noventa en donde se discute básicamente como el popperianismo había cedido terreno ante concepciones alternativas, sin que estas hayan logrado desplazarlo totalmente. Una evaluación reciente sobre la influencia del Popperianismo en la economia puede encontrarse en este libro editado por Thomas Boylan y Paschal O’Gorman. Otro libro interesante de Backhouse discute básicamente la epistemología económica después de Lakatos. Creo que con esto tienen suficiente para entrenerse.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Brechas salariales de género y etnia en América Latina

Para los que no tienen la suerte de conocerlo, Hugo Ñopo es un economista peruano especialista en temas de discriminación que trabaja en el Banco Inter-Americano de Desarrollo. Hugo tiene un paper que usa las estrategias de emparejamiento (conocidas popularmente como matching) para descomponer brechas salariales que ha sido publicado en el Review of Economics and Statistics. Comparto una entrevista realizada por CNN en la que Hugo comenta los resultados de un estudio comparado sobre brechas salariales por género y etnia en varios países de la región.



En lo personal, he utilizado el método desarrollado por Hugo para un estudio sobre brechas salariales por discapacidad para el caso peruano. Me parece una herramienta muy útil, pero que exige una lectura cuidadosa de los resultados. El tema es que cada vez que estimamos una brecha salarial lo que hacemos en realidad es cuantificar la contribución de un conjunto de variables observables y no observables a las diferencias observadas en un outcome determinado, como salarios o participación laboral. Lo que usualmente se conoce como el componente no explicado, atribuido a la “discriminación” en esta literatura, es en realidad un montón de cosas que no podemos controlar en el análisis econométrico; una suerte de residuo de Solow. Es una medida de la magnitud de nuestra ignorancia respecto a factores que determinan las brechas de resultados entre individuos.

Desde el BID Hugo y sus co-autores han venido trabajando en estudios de caso para varios países de la región. Aquí va una lista parcial:

Perú:

http://www.iadb.org/res/publications/pubfiles/pubWP-675.pdf

Brasil:

http://www.iadb.org/res/publications/pubfiles/pubWP-681.pdf

Ecuador:

http://www.iadb.org/res/publications/pubfiles/pubWP-679.pdf

Guatemala:

http://www.iadb.org/res/publications/pubfiles/pubWP-641.pdf

Chile:

http://www.iadb.org/res/publications/pubfiles/pubWP-562.pdf

El mito de la persistencia histórica de la desigualdad en América Latina

Estas últimas semanas he estado ocupado con exámenes y demás cosas del doctorado que no tuve tiempo para completar un post que tenía pendiente sobre desigualdad. Ahora que ya estoy un poco más libre, aquí va el post. Dado que la última vez que postee discutía un paper sobre historia, aprovecho para comentar algunos papers sobre desigualdad en América Latina desde una perspectiva histórica. Lo interesante de estos papers es que vienen recolectando evidencia histórica que pone en entredicho la idea de que América Latina siempre fue la región más desigual del mundo, idea que formó siempre parte de cierto sentido común impuesto por la literatura dependentista y que ganó cierto popularidad entre los académicos más serios a partir de los trabajos de los historiadores económicos Stanley Engerman de la Universidad de Rochester y Kenneth Sokoloff, quien fuera profesor de la Universidad de California en los Angeles hasta antes de su relativamente reciente fallecimiento.

La tesis de Engerman y Sokoloff sostiene que son diferencias en las dotaciones de factores las que explicarían el origen de un alto nivel de desigualdad en la región en el contexto del proceso de colonización española y portuguesa. La existencia de recursos naturales con alto valor en el mercado y abundante fuerza de trabajo nativa favoreció la concentración de la tierra y el poder político en manos de los conquistadores, lo cual derivo en la creación de instituciones extractivas que persistieron en el tiempo. De esta manera, "...in societies that began with extreme inequality, elites were better able to establish a basic legal framework that insured them disproportionate shares of political power, and to use that influence to establish rules, laws, and other government policies that greatly favored them relative to the rest of the population in terms of access to economic opportunities, contributing to persistence of the high degree of inequality" (Engerman y Sokoloff 2002).

Los esfuerzos por testear las tesis de Engerman y Sokoloff son relativamente recientes. Por ejemplo, Nathan Nunn –un profesor asistente en Harvard- testea empíricamente en este articulo varios de los mecanismos sugeridos por Engerman y Sokoloff con datos tanto de las colonias como de USA encontrando resultados mixtos. Por un lado, el autor encuentra evidencia que la esclavitud tuvo un efecto negativo en el desarrollo y en la desigualdad actual, aunque no afectó la desigualdad inicial tal y como lo sugiere la hipótesis original de Engerman y Sokoloff.

Este último punto es especialmente vital, pues pone en cuestión la idea de que la desigualdad siempre fue alta en América Latina; o, como diría el profesor Adolfo Figueroa en su Sociedad Sigma, que los países de la región habrían “nacido” desiguales y que dicha desigualdad se habría reproducido en el tiempo. Un estudio reciente del historiador económico Jeffrey Willianson trae abajo esta idea, que –como bien menciona el autor- carecía de sustento empírico y se trataba nada más de una creencia que ha demostrado ser falsa. De acuerdo con Willianson, la desigualdad en la región no fue alta antes de la llegada de los españoles ni tampoco en las décadas que siguieron a la conquista. Recién a partir de mediados del siglo XIX la desigualdad en la región se habría acentuado.

Los datos en los que se basan esta conclusión vienen de un estudio hecho por Branko Milanovic del Banco Mundial (quien fuera profesor en un curso sobre desigualdad para el staff del Banco al que asisti), Peter Lindert de la Universidad de California en Davis y el mismo Willianson dedicado a medir la extensión de la desigualdad en la antigüedad. El estudio es muy interesante en tanto se basa en el uso de diversas fuentes como las llamadas tablas sociales. En el caso del Perú, la observación más antigua es de 1876, la cual es construida a partir de un estudio de Shane Hunt y Albert Berry. De acuerdo con esos datos, la desigualdad en el país -medida por medio del coeficiente de Gini- era de 0.42 en aquel entonces. Usando datos del 2001, los autores computan un Gini de 0.52, lo cual sugeriría que la desigualdad habría aumentado, aunque otros estudios sugieren que el Gini para aquel año es muchísimo menor al calculado por estos autores.

Volviendo al tema, creo que este paper es muy útil porque hace explicito el pensamiento contrafactual que se encuentra implícitamente en el sentido común que existe respecto a la evolución de la desigualdad en la región. Decir que una región ha sido siempre la más desigual del mundo supone tener un punto de referencia sobre el cual hacer la comparación pues solo se puede ser “más desigual” en relación a algo. El problema con los argumentos de Engerman y Sokoloff es que estos autores toman como punto de comparación Estados Unidos, cuando lo que se tendría que hacer es comparar América Latina con Europa en su fase pre-industrial. Cuando dicha comparación es realizada, la tesis de Engerman y Sokoloff no tiene soporte empírico. Así, el coeficiente de Gini (ajustado por tamaño de la población) de America Latina durante la época previa a la industrialización (1880) fue de 0.47 mientras que en el caso de Europa pre-industrial (1810) dicho indicador fue de 0.53.

Otra contribución interesante del paper es que permite trazar la evolución de la desigualdad en la región desde 1492 (ver grafico de abajo). De acuerdo con los estimados de Williamson y compañía, la desigualdad en la región antes de la conquista fue bastante modesta y similar a los niveles de otras sociedades pre-industriales pobres. Las décadas después a la conquista se caracterizaron por incremento de la desigualdad que debe haber precedido a una reducción importante de la misma debido al desastre demográfico ocasionado por la conquista. Este último punto es muy interesante y es muy parecido a lo documentado por Aylwin Young acerca de cómo la epidemia del SIDA en África ha llevado a un incremento del ingreso per-capita debido al colapso poblacional. Luego, la desigualdad experimento un incremento significativo (de 0.36 a 0.57) hacia momentos previos a la independencia producto de la recuperación poblacional y el crecimiento del producto, a partir de la cual la desigualdad nuevamente cayó (de 0.57 a 0.46) debido esencialmente a los efectos negativos de los procesos de independencia sobre la evolución del producto. Después, la desigualdad se incremento nuevamente debido al boom exportador que ocurrió a finales del siglo XIX.

En conclusión, América Latina no siempre fue desigual. Tampoco es cierto que la desigualdad fue “viscosa” y por tanto poco sensible a variaciones significativas en el tiempo. Por el contrario, la desigualdad parece haberse tenido una alta varianza en el tiempo en un sentido muy similar a como evoluciono en otras regiones del mundo. En lo que sí es diferente la región es que no experimento una reducción importante de la desigualdad durante el siglo XX como ocurrió en otras partes del mundo. Peter Lindert ha sugerido que dicha reducción de la desigualdad ha estado asociada con la expansión del Estado del Bienestar, lo cual podría dar una pista de porque la desigualdad en la región no siguió la misma evolución: América Latina tendría un Estado de Bienestar truncado y en ese tipo de Estado del Bienestar el que estaría detrás de este fenómeno. Un tema que amerita mayor estudio.

Con el paper de Willianson se va un mito que también yo daba por cierto. De hecho, en algunos de mis trabajos di por cierta la hipótesis de Engerman y Sokoloff y cite extensamente las contribuciones de estos autores. Supongo que en eso la vida académica no es muy distinta a la vida cotidiana: muchas cosas que damos por ciertas terminan siendo falsas.

Otras lecturas sobre el tema

Recomiendo este articulo de John Coatsworth, el mismo que contiene una crítica interesante a la literatura desarrollada a partir de Engerman y Sokoloff. Leandro Prado de la Escosura ha colectado también evidencia respecto a la evolución de la desigualdad en la región desde una perspectiva histórica. Una relectura a los trabajos originales de Engerman y Sokoloff no vendría mal (en especial, este, este y este). Para una revisión de la literatura de historia económica reciente vinculada con estos temas, recomiendo este excelente survey escrito por Nunn.

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lunes, 12 de octubre de 2009

Otro premio Nobel en Economía para Berkeley

Acabo de enterarme de la noticia. Elinor Ostrom y Oliver E. Williamson acaban de ser galardonados con el premio Nobel en Economia. Creo que no muchos esperaban que Ostrom sería galardonada pero ciertamente Williamson era desde hace mucho tiempo un fuerte candidato al premio. Motivo de alegría para Berkeley, sobre todo en este momento de dificultades financieras por los recortes presupuestales. A pesar de la crisis, Berkeley seguirá siendo una de las mejores universidades del planeta.

Algunos links:

http://nobelprize.org/nobel_prizes/economics/laureates/2009/

http://online.wsj.com/article/SB125534373296580027.html?mod=rss_economy

Actualizacion 1

Hoy suspendieron mi clases de political economics por la celebracion que hay respecto al Nobel otorgado a Willianmson. Hay mucha alegria por el logro. Williamson es el quinto economista de Berkeley que obtiene el Nobel. Antes lo obtuvieron Debreu, Harsanyi y más recientemente Akerlof y McFadden. Aquí va la nota de prensa que ha emitido la universidad al respecto:

http://www.berkeley.edu/news/media/releases/2009/10/12_nobel.shtml

Actualizacion 2

domingo, 4 de octubre de 2009

El adiós de la Negra

Se fue Mercedes Sosa. Recuerdo que tuve la suerte de verla en Febrero del 2006 en un festival en el bosque de Palermo en Buenos Aires, mientras estudiaba en Argentina. Cantó con Fito Paez, Charly Garcia y Leon Gieco, entre otros. Fue un espectáculo de lujo, casi mágico, sobre todo en aquel año en que se festejaban los 30 años de la nefasta dictadura militar que gobernó el país hasta principios de los 80. Hoy la Negra nos deja pero su música siempre estará con nosotros.

Descansa en paz, Mercedes Sosa.