Me hubiera encantado llevar esta clase que dicta Ruth Collier durante este semestre, pero el horario se cruzaba con el curso de desarrollo en el que estoy de asistente, así que tendrá que ser el próximo año. Por suerte si pude enrolarme en el seminario de investigación de política latinoamericana que dirige Ruth y estoy recibiendo una perspectiva interesante para mi proyecto de investigación sobre abundancia de recursos y gobernabilidad democrática. Soy el único economista en esa clase y los demás participantes son estudiantes avanzados de doctorado de ciencia política que tienen intereses en política comparada con especialización para América Latina. Digamos que soy el huevo de ese cebiche.
De verdad que es todo un reto porque la diferencia con el entrenamiento de un economista es muy marcada. Me siento más cómodo en el seminario de métodos cuantitativos de los cientistas políticos porque, por lo menos, el lenguaje es similar a lo que estamos acostumbrados por nuestra formación econométrica. Lo interesante para mi, más que las técnicas, es como las usan para temas políticos, lo cual me es de mucha utilidad a la hora de utilizar la econometría para los temas de ciencia política en los que vengo trabajando. Los comparativistas tienen otra lógica: las variables que les interesan son más difíciles de operacionalizar y es casi imposible –a mí entender- controlar por endogenidad, aunque claro, esto les interesa menos. Además hay una predilección por el trabajo del campo y el uso de técnicas cualitativas de las cuales me declaro un total ignorante. Así que me siento como un free-rider recibiendo feedback para mi proyecto sin tener mucha habilidad para dar imputs para los proyectos de los otros participantes. Además, me he ganado un par de revolcadas por usar conceptos de ciencia política en esa forma tan simplista que nos caracteriza a los economistas cuando queremos hacer análisis econométrico con fenómenos tan complejos como democracia. Bueno, esos son los riesgos del trabajo inter-disciplinario y del atrevimiento de meterse a hablar sobre teología de la liberación con los gustavos gutierrez de la profesión. Ese es el riesgo de ser un comparativista "trucho".
Como mencione en alguna ocasión, Ruth –junto a David Collier- son dos de los más reconocidos comparativistas políticos y maestros de generaciones de expertos en el área. Es un lujo haber tenido la oportunidad de llevar seminarios de investigación con ambos. Por ejemplo, Steven Levitsky, quien ahora visita la PUCP, fue uno de los discípulos de esta pareja de académicos cuando hacia su doctorado aquí en Berkeley. Así que, espero sea de interés el syllabus de Ruth para los que tienen intereses en política comparada en la región. Por cierto, es el syllabus más largo que he visto en mi vida (24 páginas que no tienen pierde!)
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