sábado, 31 de mayo de 2008

Develando el Misterio de la Pobreza (I)


Pedro Francke ha escrito un articulo muy interesante (titulado "El Misterio de la Pobreza") en el blog de Actualidad Económica discutiendo algunas de las dimensiones técnicas respecto a la medición de la pobreza, señalando tanto algunos de los problemas comunes que se enfrentan quienes trabajan en su medición, como varios de los supuestos que estos se ven en la necesidad de asumir en esa dirección.

Las preguntas que plantea Pedro son relevantes, pero creo importante hacer notar que sus críticas deben ser tomadas, mas como cuestionamientos validos a las técnicas existentes para medir la pobreza que criticas a los estimados del 2007 del INEI en si mismos. Me explico: las críticas levantadas por Pedro se aplican a la mayoría de los estimados de pobreza de los países del mundo y no exclusivamente a los estimados de Perú, ni mucho menos exclusivamente a los estimados del 2007. La razón de ello es que, como todo campo de conocimiento humano, los teóricos de la medición de pobreza aun no han logrado consenso respecto a cuestiones importantes como, por ejemplo, la forma adecuada de incorporar dimensiones de bienestar relevantes como la salud y la educación es el computo de los indicadores de bienestar, o como incorporar el consumo de bienes durables en nuestros agregados de consumo.

Por estas razones, es siempre inevitable que algunas decisiones metodológicas tomadas a la hora de medir la pobreza sean, necesariamente, arbitrarias. Sin embargo, mas que cuestionar nuestros estimados de pobreza por esa razón, lo que corresponde hacer es evaluar el grado de sensibilidad que tienen los mismos ante cambios en sus supuestos fundamentales. De acuerdo con el informe del INEI, dicha evaluación ha sido realizada, pero no todos los resultados de esta aparecen en el informe. Seria importante que el INEI presente un informe detallado de dicho análisis, así como el conjunto total de rutinas estadísticas utilizadas en dicho proceso. El INEI ha dado un gran paso en aras de la transparencia al proveer parte de las rutinas de programación utilizadas (lo cual, hay que decirlo, es un gran merito que lo coloca a la vanguardia en América Latina, pues la mayoría de los institutos de estadística de los países de la región apenas si ponen a disposición del publico las bases de datos y no conozco el caso de algún otro país que haya hecho lo mismo con las rutinas de programación), y seria genial en esa dirección si se incluye la información señalada para que así cualquiera sea capaz de replicar los resultados. A pesar de lo anterior, hay algunas de las críticas de Pedro que pueden ser levantadas con la información que tenemos en este momento.

La idea básica que voy a defender en este post es que, siendo ciertas las observaciones de Pedro, no basta con plantearlas si no mas bien demostrar su relevancia empírica. Me explico con un ejemplo: si bien es cierto que el INEI imputa valores para una parte de aquellos que no respondieron la totalidad de la encuesta (siendo ello además un procedimiento estándar entre los institutos de estadísticas de la región), el asunto no reside únicamente en señalar esta limitación de la encuesta, si no más bien indicar cual es la magnitud de dicha imputación y estudiar empíricamente su impacto sobre nuestros estimados de pobreza. Si se encontrase que esa imputación tuvo una magnitud importante, y que ello afecta la calidad de nuestros estimados, entonces tendremos un serio reparo sobre la confiabilidad de nuestra medida de pobreza. Como indicaré más adelante, no parece que estemos en esa situación, por lo que la critica indicada siendo cierta desde el punto de vista conceptual carece de relevancia desde el punto de vista empírico. Y tengo la impresión de que varias de las criticas formuladas por los especialistas que han intervenido en el reciente debate a propósito de los estimados del 2007 están en la misma situación. Veamos los comentarios de Pedro para ilustrar mi argumento.

La primera observación de Pedro tiene que ver con el cambio en el marco muestral. Como es bien conocido, cuando se implementa un marco muestral nuevo es muy probable que la pobreza aumente, debido a que los nuevos hogares suelen estar ubicados en zonas urbano-marginales. Eso es lo que efectivamente ocurrió en el 2001, cuando la encuesta de aquel año empezó a usar un marco muestral basado en el pre-censo de 1999 en vez del marco anterior basado en el censo de 1993. En esa ocasión, la pobreza aumento en 5 puntos, de 49.8 a 54.8 (ver este informe para más detalles). Dado que las líneas de pobreza se construyen por dominio geográfico, lo importante no es tanto el cambio muestral en si mismo, sino mas bien si este cambio hace que la diferencia entre nuestros estimados de bienestar para un mismo periodo sea estadísticamente significativa. En el Cuadro 9 de la página 26 del informe del INEI se muestra que no hay cambios significativos cuando se estima el gasto promedio por cada uno de los dominios, ya sea con el marco muestral nuevo como con el anterior. El INEI debería haber incluido en su informe un cuadro parecido pero con los estimados de pobreza con y sin el cambio del marco muestral, aunque me parece que ello no debería cambiar mucho la historia. Dado lo anterior, parece que el cambio muestral no estaría ejerciendo un rol importante en esta ocasión, aunque para tener una opinión concluyente al respecto necesitaríamos que el INEI nos presente la información del caso y las rutinas utilizadas.

Un segundo punto de Pedro que me interesa comentar en su alusión al proceso de imputación de la información de aquellos que no responden la totalidad de la encuesta, aquello que se conoce como “no respuesta parcial”. Comparto su preocupación al respecto, sin embargo creo que el asunto aparece un poco sobre dimensionado en su comentario. ¿Por que? Bueno, sucede en realidad que dicha imputación se realizó sobre muy pocas observaciones. De acuerdo con el cuadro 7 de la página 24 del informe del INEI, solamente el 1% de las observaciones (814 personas) omitió responder los módulos de salud, educación y empleo de la encuesta. El proceso de imputación solo se realizó sobre 733 observaciones, mucho menos del 1% del tamaño total de la muestra, por lo que a priori me parece que, si excluyéramos a estas observaciones del cómputo de la pobreza, la historia no debería cambiar significativamente.

(Continua en este post)

viernes, 30 de mayo de 2008

Líneas de Pobreza para Dummies (II)


4) A partir de los patrones de consumo observados en la población de referencia, se procede a valorizar la canasta básica alimentaria. Este proceso tiene varias etapas. En principio, se establece, para cada uno de los ítems de la canasta, el número de gramos per-capita consumidos en un día (ejem: cuantos gramos de arroz consumo en el día, que en el caso de la costa urbana es 179 gramos), tomando en cuenta las diferencias de consumo en cada uno de los dominios geográficos. Con la información sobre el número de calorías que hay en cada gramo (3.6 calorías por gramo en el caso del arroz), se estima luego el número total de calorías para cada uno de los ítems que componen la canasta (642 calorías siguiendo el ejemplo). Dicha cifra es ajustada de modo tal que sea consistente con valor de calorías que estimamos en la primera fase del proceso (es decir, a la suma de todas las calorías de la canasta, se le aplica un factor de modo tal que se ajuste con el agregado que se estimo al principio para cada uno de los entornos geográficos). Finalmente, con este valor ajustado, se computa el valor de la canasta utilizando un conjunto de precios implícitos (me parece tomados de la misma encuesta), los mismos que toman en cuenta tanto las diferencias entre los precios de cada uno de los ítems como las diferencias de precios entre los diferentes dominios geográficos. Teniendo las cantidades de calorías y su precio, el paso siguiente es simplemente estimar su valor. El resultado final será el valor de cada ítem de la canasta, y la suma total de todos los ítems de consumo será el valor de la canasta minima alimentaria diaria.

5) Finalmente, si uno multiplica por 30 el valor anterior, entonces obtendrá –como por arte de magia- el valor de la línea de pobreza extrema. Esta solo considera a los bienes alimentarios. Para estimar la línea de pobreza total, aquella que no solo considera a los bienes alimentarios, no existe en la literatura un método completamente satisfactorio que nos permita decidir que otros bienes deben ser considerados indispensables más allá de los alimentos. Una solución avanzada por la literatura es estimar la relación existente entre el gasto alimentario y el gasto total, conocida como el coeficiente de Engel. A partir de esta relación, se estima la extensión del componente no alimentario de la canasta y con ello la línea de pobreza total.

Esta es, de forma algo apretada, el procedimiento utilizado para calcular las líneas de pobreza, aquí en el Perú y en la mayoría de los países del planeta. Volviendo a los comentarios de mi estimado Dino, diría que ciertamente un valor de la línea de pobreza aparentemente bajo debe causar mucha extrañeza para quienes tienen el lujo de tener necesidades situadas más allá de las estrictamente alimentarias. Sin embargo, tienen mucho sentido para quienes no pueden cubrir en el peor de los casos cubrir el costo de su alimentación.

No debemos olvidar tampoco, que las familias más pobres son más numerosas. Cuando decimos que una familia conformada por 8 miembros es pobre, estamos diciendo que no llega a alcanzar un nivel de gasto mayor a 1800 soles.

Bueno, ahí lo dejo por ahora.

Líneas de Pobreza para Dummies (I)


Confieso que cuando empecé este blog, de lo menos que pensaba hablar era de trabajo. Y es que, desde la mañana hasta llegada la noche, y de lunes a domingo, me la paso –ya sea en mi oficina o en mi casa- trabajando con programas estadísticos y econométricos, con cuestionarios de encuestas de hogares de casi todos los países de la región, haciendo cosas tan variadas como estudios sobre el impacto del conocimiento de la madre sobre el estado nutricional de sus niños en los países andinos hasta computando indicadores de cobertura de protección social para 18 países de América Latina. Así que, de lo menos que quiero escribir en el poco tiempo que tengo para dedicarle a este blog es precisamente de asuntos estadísticos o econométricos.

Sin embargo, la avalancha de imprecisiones que he escuchado en este par de días después de la publicación de las nuevas cifras de pobreza por el INEI, me obliga a romper este sagrado juramento. Y es que, después de leer a Wiener diciendo tonterías (ver aquí mi critica) o de ver en la blogsfera y en alguna prensa el tratamiento poco serio del tema, me animo a escribir este post sobre cuales son los pasos que sigue el INEI para llegar al valor de la línea de pobreza.
Muchos han saltado hasta el techo cuestionando el valor de la línea de pobreza (229 soles) porque la consideran irrisoria. Un amigo, al que aprecio mucho, lo ilustra del modo siguiente:
“si no calculo mal, 229 soles cuestan: tres buffets en un hotel importante de lima, ó llenar dos veces el tanque de gasolina de un yaris, ó siete menús ejecutivos en la bounboniere, ó un saco en saga falabella, ó tres pasajes de lima a huancayo en cruz del sur, ó una entrada para ver a un reaguetonero famoso en la zona vip, ó seis kilos de lomo fino, ó dieciocho espumas de afeitar, ó pasajes para 19 dias en micro para una familia de 5 personas, ó la séptima parte de una computadora compatible, ó la mitad de una mensualidad promedio de un instituto en Lima, ó el 20% de una mensualidad promedio en una universidad de prestigio...en fin, tengo la impresión que 229 soles es muy poco”

Este amigo no deja de tener razón. 229 soles es una suma irrisoria para el tipo de necesidades que el tiene diariamente que enfrentar. Sin embargo, Dino –así se llama el- no es parte de la población que queremos analizar quienes nos dedicamos al estudio de las condiciones de vida de los pobres, los cuales -a diferencia de mi amigo- no tienen el acceso a recursos que les permitan cubrir sus necesidades más elementales como el comer o vestirse. Ellos, téngalo por seguro, no pensarían en gastar 229 soles yendo a Saga, comiendo lomo fino o invertirlos en el concierto del reaguetonero de moda. Lo mas probable es que, como esta muy bien documentado en la literatura especializada, lo inviertan principalmente en alimentos.

No es casualidad, que sea este el principio básico para medir la línea de pobreza extrema: el monto mínimo necesario para satisfacer necesidades básicas alimentarias. Esto es todavía algo gaseoso para los no especialistas, pero espero que al detallar los pasos para estimar la línea quede claro que es lo que los especialistas entienden por “necesidades básicas alimentarias” en este contexto. Más o menos, los pasos son los siguientes:

1) Se estiman los requerimientos nutricionales de cada persona. Es decir, estimamos el número de calorías diarias que una persona, de acuerdo a su edad y sexo, necesita para desempeñarse con normalidad. Esto se hace a partir de una serie de recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO). Con ello, no solo obtenemos valores de requerimientos nutricionales para cada individuo, si no que además podemos estimar –usando algún algoritmo de agregación- agregados por dominios geográficos (costa, sierra y selva, tanto urbanas como rurales, y Lima metropolitana), que son los que nos servirán para construir líneas de pobreza para cada uno de estos dominios.

2) Una vez que tenemos una idea de cuales son los requerimientos nutricionales de la gente, el paso siguiente es estimar una canasta alimenticia que los satisfaga. Para ello, el INEI se basa en la Encuesta Nacional de Propósitos Múltiples 1993-1994. A partir de esta, se establecen el conjunto de bienes que van a componer la canasta. ¿Como se seleccionan estos bienes? El criterio seguido se basa en la frecuencia de consumo del bien, tomando en cuenta las diferencias existentes entre regiones naturales. Siguiendo esta lógica, 48 items –desde el pan y sus derivados hasta varios tipos de lentejas- fueron incluidos, considerándose además los alimentos consumidos fuera del hogar.

3) Con la norma calórica y con nuestra canasta de alimentos armada, el paso siguiente consiste en definir un patrón de consumo (esto es, la importancia relativa de cada bien incluido en la canasta) consistente con la norma calórica y valorizar la canasta. Para ello es necesario definir una población de referencia. Esto es en principio arbitrario, pero uno puede calibrar la población de referencia de modo que se aproxime de mejor forma a la población pobre. La practica habitual consiste en considerar a la población cuyo nivel ingesta calórica este alrededor del mínimo establecido, aunque el INEI ha optado desde un tiempo atrás por usar una fracción mas amplia que incluye población cuyo consumo calórico excede el mínimo requerido. Javier Herrera, uno de los expertos peruanos mas reconocidos, ha sugerido que dicho criterio esta sobre-estimando los cálculos de pobreza pues se estaría permitiendo que la definición de la línea de pobreza incluya pautas de consumo y precios unitarios que corresponden a los de la población no pobre. Las nuevas estimaciones para el 2007 han atendido -al menos parcialmente- las críticas de Herrera (se amplio el rango de referencia más hacia abajo, aunque no se haya optado por eliminar el rango en si mismo, entiendo bajo al criterio de poder contar con un coeficiente de Engel más robusto), pero han dado pie a críticas como las de Farid Matuk y de muchos legos que asumen que dichos cambios se han implementado con la intencionalidad de “maquillar” las cifras.
(Sigue en este post)

jueves, 29 de mayo de 2008

El Método Wiener para medir la pobreza en el Perú, o Raúl no seas ignorante!


Bueno, no se que decirte Raúl. Tu ignorancia es atrevida. Ya antes muchos de tus artículos me habían parecido poco serios, pero con este ultimo que has escrito criticando las cifras de pobreza has llevado esa cualidad tuya a su máxima expresión. Desconoces todo el detalle y la complejidad técnica detrás de la medición de la pobreza y sin embargo, sin ningún argumento serio, pretendes cuestionarlas de una forma tan simplona que sorprende que te denomines a ti mismo “analista económico”. Una cosa es cuestionar las cifras porque tenemos algún reparo metodológico al respecto y otra cosa es hacer lo que tú haces, mi estimado. Ahora resulta que, porque según tu "no has visto" la reducción de la pobreza, entonces esta reducción no existe? Si es así, entonces mejor no hagamos encuestas de hogares ni contratemos personal técnico experto en estadísticas para el INEI, ni le pidamos a la gente de GRADE, la PUCP, la UP, ni a los expertos del IRD francés o los técnicos del BID y el Banco Mundial que nos ayuden a mejorar y hacer mas precisas nuestras estimaciones de pobreza. Ahorrémonos todo eso y mejor vayamos a preguntarte cada vez que queramos saber que es lo que pasa con la pobreza en el país, y seguro nos dirás a ojo de buen cubero que esta sucediendo. Tiremos 30 años de experiencia mundial sobre como medir mejor la pobreza al tacho de basura y confiemos en tu criterio. Mejor aun, si tienes la capacidad de “ver” si la pobreza esta cambiando gracias a tu “experiencia personal”, pidámosle al presidente del Banco Mundial que bote a Martin Ravallion y que te contraten a ti como el nuevo gurú de medición de la pobreza mundial.

Entonces, estimado Raúl, piensas que la pobreza no se mide ahora como antes, no? Antes si se median todas las dimensiones que mencionas pero resulta que con Quispe dicha practica se ha dejado de lado. Señor Wiener, NO SEA IGNORANTE, la pobreza se ha medido de esa forma desde que se disponen de encuestas de hogares y todas las veces en que usted se refirió a esa cifra en el pasado (es fácil desprender que no sabia de donde venia), se estuvo refiriendo a una medida basada en el consumo o ingreso, como se hace en el Perú y como se hace en todos los países del mundo. Es lo que se conoce en la literatura especializada como el método de la línea de pobreza. Lo mas gracioso de todo esto es que te preguntas, todo indignado tu, si esta aproximación es seria! Por favor Raúl! Lo único no serio aquí es ese comentario, que estoy seguro ningún estudiante de economía de primer año se atrevería a hacer.

Resulta, entonces estimado Raúl, que te parece también muy poca la línea de pobreza. Nos podrías decir porque? Cuales son los argumentos que sustentan tu afirmación? No, mejor aun, ayúdanos a resolver las siguientes cuestiones metodológicas para estimarla: Que bienes deberíamos sacar de la canasta? que bienes deberíamos incluir? como la valorizamos? Que indicador de precios usamos? Que hacemos con el autoconsumo? Imputamos o no la renta Raúl? Y si usamos mejor una medida de ingresos en vez de una de gastos? Que hacemos con la tasa de no respuesta de la encuesta Raulito? Usamos un deflactor espacial de precios? Como incluimos el consumo de bienes durables? Parece Raúl, que desconoces que el establecimiento de la línea de pobreza ha sido un tópico muy debatido en la literatura especializada y que existen técnicas al respecto para su computo. Ese monto, que alegremente criticas, no se le ocurrió a García o a Quispe; es el resultado de la utilización de técnicas especializadas de uso común entre los expertos en pobreza.

Parece Raúl que tampoco te diste cuenta que estas estimaciones son para el 2007? El crecimiento de los precios ha sido más fuerte en los primeros meses del 2008, por lo que habrá que esperar a la encuesta del año siguiente para evaluar el impacto del crecimiento de los precios sobre la pobreza.

Deberías ser mas cuidadoso Raúl al hablar de temas que claramente ignoras y poner en entredicho la calidad del equipo humano que participa en la elaboración y supervisión de estas cifras. Te aseguro que son gente de primer nivel, entrenados en las mejores universidades del planeta, y que es gente seria que no expondría su prestigio por hacerle el favor al gobierno de García. Como todo experto en estos temas sabe, toda cifra de pobreza depende crucialmente de un conjunto de supuestos, muchos de los cuales gozan de consenso en la literatura especializada, aunque ciertamente otros no. Pero críticas como la que haces producto de tu ignorancia del tema carecen de rigor y seriedad, y siendo tu un comunicador social, deberías ser mas cuidadoso con lo que dices por respeto al publico que sigue tu columna.

Porque no te escribes un reporte alternativo al del INEI, Raúl? Anda a los barrios y a ojo de buen cubero dinos que esta pasando.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Por que no soy de derecha


Ser de derecha en el Perú debe ser una tarea muy difícil. Al igual que en el caso de la izquierda, los mecanismos institucionales de participación son muy escasos por no decir casi nulos. Es interesante que, mientras desde la izquierda uno siempre escucha lamentaciones sobre un pasado que fue y ya no será, no ocurra lo mismo desde la derecha. A pesar de que mucho del sentido común y/o principios políticos que, al menos teóricamente, corresponden a los fueros de la derecha han terminado imponiendose ideológicamente, ello casi no ha influenciado en una mejora en términos del apego popular a este sector político. En ese sentido, en el Perú se vive no solo una crisis de la izquierda, si no también de la derecha.

Recuerdo que una de las primeras cosas que me llamo la atención en mi primer día de clases en la universidad fue una pancarta inmensa de un grupo llamado Juventud Popular, situada cerca de la entrada de la facultad de ciencias sociales, llamando a combatir el modelo “neoliberal”. Este grupo era (o es?) uno de los tantos de inclinación de izquierda radical que hay en una universidad que se enorgullece por representar la diversidad del país. Sin embargo, era muy difícil encontrar en esa “diversidad”, organizaciones estudiantiles vinculadas a los partidos de derecha o que promuevan ideas que se encuentren políticamente asociadas a este sector. Solo recuerdo un grupo, llamado Circulo de Estudios Von Mises, de orientación liberal pero de una naturaleza más académica que política, y ciertamente no eran más que unos cuantos gatos. Claramente, la cercanía con el ciudadano no ha sido una característica de nuestra derecha política.

Creo que esta es una de las primeras razones por la que no soy de derecha: ausencia de canales de participación. Si la derecha hubiera tenido interés, no le habría sido muy difícil involucrar a un sector importante de mi generación. Con el modelo económico funcionando, la derrota de un terrorismo asociado a la izquierda y ante el descalabro ideológico/partidario de esta ultima, dicha tarea hubiera sido sencilla. Sin embargo, ello no fue así, y una de las razones de ello es que la crisis de fines de los ochenta no solo significo el colapso de los partidos de izquierda si no del todo el sistema de partidos en su conjunto: la derecha cogobernó al país durante la primera mitad de los ochentas y por tanto co-responsable del fracaso en el manejo económico y en la gestión de la cosa publica durante dicha década. Es muy difícil querer hacer política sin partidos y, lamentablemente, esa es la situación actual del país. La transición democrática luego del régimen autocrático de Fujimori ocurrió con el mismo cadavérico sistema de partidos responsable del fracaso de los ochenta y hasta ahora no han surgido nuevos sujetos políticos capaces de revertir la situación.

Sin embargo, y más allá de lo anterior, la verdadera razón por las que no soy de derecha es básicamente la misma por las que cuestiono a la izquierda: no se toman en serio la democracia. Tanto la derecha como la izquierda en el país se han caracterizado por su vena autoritaria, una apoyando regímenes autocráticos como el de Fujimori, y la otra a dictaduras como la de Velasco o, peor aun, movimientos insurreccionales como ocurría en los 70’s. Tampoco parece interesarles mucho los DDHH: la derecha con un Cipriani o un Rafael Rey diciendo abiertamente que los DDHH son una cojudez y atacando cada vez que pueden el informe de la CVR, y la izquierda con su defensa y/o ambivalencia con las FARC y su silencio ante las violaciones de los DDHH en Cuba.

En el Perú, la derecha nunca se ha tomado en serio el liberalismo, en especial principios liberales fundamentales como la defensa de los derechos políticos de TODOS los ciudadanos, incluidos los más pobres (tampoco lo hace la izquierda, pero convengamos que eso es esperable dada su tradición política marxista y su compromiso táctico mas que real con las libertades políticas). El accionar de la derecha en el Perú ha estado más enfocado a proteger los derechos de propiedad de los poderosos y a permitir el desarrollo de un sistema económico excluyente e inequitativo por encima de los derechos políticos fundamentales de todos los ciudadanos, supuestamente un elemento fundamental de las tradiciones filosóficas que la sustentan. Si no, como explicar que haya sido precisamente durante un gobierno de derecha como el de Acción Popular y el PPC, el periodo en el que se cometió el mayor numero de violaciones de DDHH? Mientras Belaunde, considerado ahora un paladín de la democracia, estaba en Palacio, miles de compatriotas eran arrestados, sometidos a tortura y ejecutados extrajudicialmente por el Ejército en una batalla indiscriminada y mal orientada contra el terrorismo de izquierda senderista.

Mientras haya en la derecha gente que reivindique las violaciones a los DDHH perpetradas durante el Gobierno de Fujimori o las considere como un “mal necesario” para lograr la pacificación, me sentiré orgulloso de despreciar a la derecha. Mientras hayan Reyes y Ciprianis, me sentiré orgulloso de despreciar a la derecha. Mientras haya en la derecha gente que no le moleste vivir bajo un régimen dictatorial si es que ello le asegura el respeto de sus derechos de propiedad, me sentiré orgulloso de aborrecerla.

Tal vez el reto más grande que le corresponde asumir a mi generación es deshacernos de estas derechas e izquierdas de mierda que tenemos, y empezar a construir un sistema de partidos moderno, incluyente y realmente democrático, en donde no volvamos a ver a gente como Rafael Rey denostando a la CVR ni a gente como Diez Canseco bloqueando eventos de disidentes cubanos en el Congreso. El reto esta ahí. Ya nos toca, no?

martes, 27 de mayo de 2008

Progresistas "Ingenuos" versus Progresistas "Sofisticados": la izquierda peruana al banquillo de la historia

Comparto este texto que escribí hace un año sobre, lo que creo, es el perfil de la izquierda actual en el Perú. Lo hago a partir de las informaciones a las que he tenido acceso sobre la llamada Cumbre de los Pueblos. Creo que lo interesantes de estos espacios es que están permitiendo distinguir con mayor claridad quienes han realmente evolucionado a partir de las concepciones erradas que sostenía la izquierda en los 70, y quienes, al final del día, persisten en sostener creencias fracasadas, y –lo que es peor aun- peligrosas para el desarrollo de una opción progresista que pretenda contribuir a la mejora de las condiciones de vida de los excluidos y pobres de nuestro país. La sensación es que la izquierda que el Perú necesita no existe y la que hay deberíamos mandarla a Ecuador o Bolivia.

La izquierda nos ha costado mucho a todos los peruanos. Y en esto hay que ser claros. Apostaron por una opción violentista y totalitaria como solución a los problemas del país y el resultado final solo fue mas atraso, destrucción y miles de familias desintegradas, siendo las victimas principales de todo esto precisamente a quienes se buscaba “liberar” de la opresión. Y en eso no hay quien no se moje con la lluvia, porque al final del día la única diferencia entre Sendero y la mayoría de los sectores de la izquierda es que Sendero fue el único grupo que tomo las armas, lo que era lugar común en el programa de cualquier movimiento de izquierda en aquel entonces. Y esa opción por la violencia no tiene justificación ahora ni tampoco la tenia en aquel entonces. Por eso me sorprende mucho cuando hay gente por ahí que justifica las creencias erradas y totalitarias que sostenía su generación bajo el argumento de que “éramos idealistas y queríamos transformar el mundo”. Me parece una excusa muy tonta, porque bajo esa lógica uno puede justificar las peores atrocidades que ha padecido la humanidad. Es esa explosiva combinación que surge de una ideología totalitaria y colectivos proclives a un idealismo ramplon en donde la actitud critica es considerada peligrosa y “revisionista”; grupos que se creen portadores de la “verdad” y salvadores del mundo. Es la misma combinación que mueve a los terroristas musulmanes para asesinar gente inocente so pretexto de agradar a su Dios. No hay nada que excuse el haber sostenido una opción violentista, sectaria y autoritaria, y eso será parte del triste legado histórico que nos deja su generación a quienes somos mas jóvenes. No hay lugar para la redención histórica ni para el perdón.

De ahí que la vanguardia de un movimiento progresista le corresponda a mi generación. Ante su fracaso, buena parte de la gente de su generación se ha dedicado a competir por migajas del poder, subiéndose al carro de quien les de un poco de espacio (Humala es el ejemplo mas reciente). Ya no quieren pensar el país, se limitan a maquillar sus viejas y desfasadas lecturas de nuestra realidad, jugando a dicotomías simplistas en donde hay “buenos” y “malos”, buscando contradicciones en realidades cuya complejidad requieren un análisis mas fino y con una actitud sectaria que soterradamente considera a visiones distintas a la suyas como “neoliberales” o “burguesas”. Algunos, más despistados aun, persisten en sostener viejas ideas y a caer en absurdas contradicciones. Todavía se dejan seducir por opciones totalitarias y caudillistas como la de Hugo Chávez, o todavía miran con nostalgia y simpatía la dictadura cubana. Sin embargo, eso no significa que los mas jóvenes debamos tomar una actitud excluyente con las generaciones que nos antecedieron. Creo que es solo un tema de quien va a la vanguardia pues la experiencia acumulada por generaciones anteriores es sumamente útil, aunque en la mayoría de los casos solo sirva para saber por donde no debemos ir. El tema, para nosotros, es con quienes podemos contar y a quienes debemos, no solamente dejar de lado, sino combatir política e ideológicamente hasta neutralizarlos y hacerlos inofensivos.

El punto crucial es entonces con quienes podemos contar para la construcción de una opción progresista (obvio el uso de la palabra izquierda porque dejo de tener un sentido util) incluyente. Y es aquí donde uno puede distinguir dos tipos de progresistas: el “progresista ingenuo” y el “progresista sofisticado”. Voy a tratar de caracterizar ambos tipos de progresistas.
El progresista ingenuo es el tipo de progresista que, en el fondo, no aprendió nada de los errores del pasado. Es aquel que no condena la violencia, sino que inclusive la “santifica” cuando viene del “pueblo”, y la considera un método valido de praxis política. Es aquel que no se toma la democracia en serio, pues aunque proclame ser demócrata defiende regímenes dictatoriales como el cubano o el venezolano, aunque de democráticos no tengan nada y en donde las libertades del “pueblo” están flagrantemente restringidas. Claro esta, justifican sus contradicciones basándose en supuestos logros sociales de estos regímenes, dejando de lado el hecho de que precisamente en ausencia de libertades políticas dichos logros no constituyen derechos en si mismos.

El progresista ingenuo es intolerante a la diversidad de ideas y a la crítica, se siente –aunque no lo expresa abiertamente- dueño de la verdad, y por tanto no tolera visiones alternativas que cuestionen la suya, ni que menoscaben su purismo ideológico. Habla todavía de “movimiento popular”, y mete en el mismo saco a todo colectivo excluido tratándolos como un ente homogéneo, del cual –como no podría ser de otra manera- se siente portavoz –aunque dicho “pueblo” lo rechace continuamente en cualquier elección- y además tutor, pues se preocupa –¡como si pudiera eso ser posible!- de cuidar que dicho movimiento no se “contamine” con ideas “burguesas”.

El progresista ingenuo suele razonar con falacias. No debate, solo acusa. Anda armado de frases hechas para descalificar al adversario en vez de derrotarlo con ideas. Es también un animal religioso e iluso, todavía sueña con una sociedad perfecta –la promesa de Marx: el comunismo-, en donde no habrá conflictos y todos serán felices porque no existirá propiedad privada. Cree todavía, muy ingenuamente claro esta, que los experimentos socialistas fueron mal llevados y que, en realidad, no fallo la teoría sino la aplicación. Por eso que todavía tiene esperanza en la “revolución”, sobre todo allá en donde propuestas de izquierda han ganado las elecciones, en donde –según forma simplista de ver el mundo- los “cruzados” izquierdistas deberán luchar contra los “malos” de la derecha, quienes se oponen al “pueblo” en su intento de redimirlo de la pobreza.

El progresista ingenuo es voluntarista. Piensa que para cambiar el statu quo basta ganar el poder y neutralizar a los “malos”, usualmente la derecha, Estados Unidos, el Banco Mundial, el Fondo Monetario, o cualquier cosa que represente a los “enemigos del pueblo”. Este es su peor rasgo y el que me desagrada más por sus implicancias para el desarrollo. Dado que se quedo en el pasado con su teoría anquilosada –o con una actualización monse de las que abundan en Rebelión-, se resiste a incorporar en su lectura de la realidad los nuevos avances de las ciencias sociales, porque dice, como no podría ser de otra manera, que son expresiones de las ciencias “burguesas” y por tanto reflejan los intereses de la clases dominantes. La consecuencia de ello es la inocencia con la que pretenden llevar a cabo sus planes de transformación cuando llegan al poder. Desconociendo los avances de la moderna economía política, pretenden cambiar el estado de cosas con asambleas constituyentes y cambios en las reglas de juego, como si ese tipo de estrategias no fuesen fácilmente reversibles en contextos institucionales disfuncionales como el nuestro, y el de nuestros vecinos cercanos. Aplauden hasta con los pies las iniciativas que en ese sentido se plantean en Ecuador, Bolivia o Venezuela, y seguro –cuando fracasen, como es de esperarse- ya encontraran un culpable a quien cargarle el “muerto”.

En cambio, el progresista sofisticado es aquel que logro evolucionar, acepto los errores del pasado y tiene una actitud mas abierta hacia otros sectores de la sociedad en la tarea de sacar al país del atraso. Es consecuentemente demócrata y pacifista, condena toda forma de dictadura, aun la que se ejerce en nombre del pueblo como en Cuba, y le da asco los regimenes de naturaleza autoritaria, no solo porque ha padecido las nefastas consecuencias de los mismos, sino porque también reconoce que no hay régimen autoritario que no deje a su paso una secuela de violaciones a los derechos de las personas. Reconoce las limitaciones de la democracia formal y de la economía de mercado, pero –a diferencia del pasado- entiende que la solución no pasa por subvertirlas, sino más bien radicalizarlas y extenderlas a quienes no tienen la posibilidad de disfrutarlas. Es realista y secular, ya no tiene fe en soluciones mágicas sacadas del manual de Hanecker, y se enfrenta a la tarea de repensar seriamente el país tomando los avances mas recientes de la ciencia, siendo consciente siempre de su carácter temporal y mejorable. Es principista, promueve los valores de la solidaridad y la equidad pero no pretende imponérselos a los demás. Es defensor de los derechos humanos, inclusive de quienes los violaron, y no justifica todo lo que venga de los excluidos tan solo porque son excluidos. Esta con ellos, pero no se arroga su representación, menos aun cuando en los últimos anos ese mismo pueblo le ha dado las espaldas electoralmente. No es populista y respeta los principios macroeconómicos básicos pues es consciente que las crisis macroeconómicas son muy perjudiciales para los más pobres. Tampoco le teme a los arreglos comerciales, pues es consciente de la evidencia internacional que indica que los países abiertos a la competencia internacional han logrado expandir el bienestar de sus ciudadanos mas rápidamente que aquellos que no lo hicieron. Respeta la propiedad privada y la defiende, y es consciente de que es necesario extender la misma a quienes no la tienen o que no tienen sus derechos de propiedad reconocidos. Apuesta por un estado activo en políticas que extiendan los derechos económicos y sociales de todos sus ciudadanos, pero detesta un estado rentista y mercantilista, con grupos de poder que viven a costas de los impuestos de todos bajo cualquier pretexto de supuesto desarrollo agrícola o industrial.

Claro esta, estos dos tipos de progresistas solo son caricaturas, y en la práctica tenemos progresistas que tienen más o menos de los dos tipos que he tratado de describir. Claramente, la apuesta es promover una corriente política con progresistas que se aproximen a lo que es un progresista sofisticado. Ciertamente, aquí hay un tema de que tipo de cosas podemos tolerar de un progresista que esta a medio camino entre los que he descrito. Creo que, mientras hay muchas cosas susceptibles a negociación, no es posible transar en dos cosas: democracia y paz. Aquellos a los que todavía los seduce opciones autoritarias o posturas violentistas no deberían tener cabida en una opción progresista moderna. A esa gente, como diría Lenin en relación a la burguesía, hay que aplastarle la cabeza. Ideológicamente hablando, claro esta.

Dilemas Generacionales de la Izquierda: respuesta a un progresista ingenuo


En los últimos años, he tenido la suerte de discutir mucho y formar mis ideas a partir de debates con muchas personas que tuvieron una militancia de izquierda en los 70’s y 80’s. Debo confesar que en ocasiones es difícil entenderlos: suelen manejar una mística y lenguaje que, para cualquier miembro de mi generación, suele ser incomprensible. Comparto una comunicación con uno de estos personajes con el cual he discrepado en varias oportunidades en un foro de discusión política. Lo hago porque creo que refleja un problema generacional importante, si es que –desde una perspectiva progresista- se busca integrar a los mas jóvenes en un proyecto político de mediano alcance en Perú.
(Foto tomada de aqui)
Oscar,

Gracias por tu mail. Voy a aprovechar lo que escribes para poner en evidencia algunos lugares comunes que suelo encontrar en personas con tu formación y militancia pasadas.

1. Creo que es un error fundamental evaluar las acciones y creencias de personas de una generación como la mía a partir de las experiencias y creencias que compartió tu generación. Dices que consideras lamentable mi "perdida de identidad" y el que me haya "vendido al sistema". Sinceramente, de no ser por mi auto-formación previa, me seria muy dificil entenderte. A diferencia tuya y de tu generación, yo nunca he aborrecido al sistema capitalista, ni al Banco Mundial o cualquiera de los iconos que identificas como el "sistema". Nunca he creido en el credo socialista ni comparti los ideales revolucionarios que sostuviste y aparentemente sostienes aun. Nunca he pretendido abolir la propiedad privada ni acabar con la burguesia. Nunca me he querido cambiar el mundo, por lo menos no en la manera en que tu y tu generacion pretendieron -fracasadamente- hacerlo.

2. Siendo ello asi, no veo como puedo haber perdido mi identidad o haberme vendido al sistema. Digo lo que digo simplemente porque lo creo así. A mi nadie me paga por defender las ideas que defiendo, las mismas que son esencialmente las mismas que vengo desarrollando desde que estaba en la universidad. Mis compañeros de aulas o aquellos que me conocen desde mi fase politica universitaria pueden dar fe de ello. Siempre combatí a los grupos radicales de San Marcos precisamente porque replicaban todos los vicios de la participación política universitaria de los 70's. Nunca estuve de acuerdo con la gratuidad indiscriminada de la enseñanza ni con la mal entendida autonomía universitaria. Siempre me molesto que solo se movilizaran para cuestionar el modelo "neoliberal" mientras no hacían nada realmente para promover la mejora de la calidad de la enseñanza o mejorar los servicios para el estudiantado, y por el contrario promovían medidas que relejaban la exigencia para beneficiar al estudiantado mediocre que los sostenía electoralmente. Nunca vi a alguno de ellos reclamando por mejores bibliotecas o softwares para el trabajo estadístico. Siempre era el modelo neoliberal y la gratuidad de la enseñanza. Solo eran un banda de mediocres.

3. Soy un investigador. Ese es mi chamba y es lo que me gusta. Trato de hacerlo lo mejor posible de modo tal que lo que hago sirva para una mejor toma de decisiones de política. Como tal, lo que me interesa primariamente en la consistencia empírica y lógica de lo que hago, indicar sus limitaciones teorico-empiricas y sugerir vias para aproximarnos mejor al tema de estudio. El uso de política publica de lo que hago no me corresponde. A diferencia de Marx, yo no quiero cambiar al mundo, solo estudiarlo. Si alguien utiliza lo que hago para promover reformas en alguna dirección que cambien el mundo, me parecerá genial, pero para eso no me he entrenado. Creo que el modelo del intelectual comprometido es una tontería: mi único compromiso es con la verdad científica. Esta eso mal? Tal vez si hubiera estudiado en los 70's me hubieran acusado de falta de compromiso, pero yo estudie en los 90's y crecí con las consecuencias de una generación (la tuya) con muchos mesías y salvadores del mundo que se creyó portadora de la verdad y se creyó el cuento de que con la violencia solucionarían de porrazo todos los problemas del mundo. Yo vi muchos muertos y padecí de falta de luz e inseguridad cotidiana gracias a sus creencias violentistas. Por eso que soy critico de los que ahora siguen reivindicando la violencia, Cuba o a Chávez, porque insisten con formulas fracasadas y encima manejan lecturas de la realidad que ya no son sostenibles dado el progreso científico.

Eso no significa que no crea en algo. Creo que todos debemos tener condiciones básicas de igualdad de oportunidades y el acceso a un marco cada vez mas amplio de libertades positivas (capacidad de poder ser y hacer). Mi compromiso se refleja en los temas que estudio. Aspiro a generar conocimiento que ayuden a la formulación de políticas que mejoren las condiciones de vida de los que menos tienen. Pero hacerlo seriamente, poniendo por delante la verdad y no la propaganda. Eso no significa que eventualmente no me comprometa con llevar a cabo la implementación de estas, pero creo que eso distara mucho del tipo de praxis política que alguna vez tu generación persiguió. No creo que ello signifique ser conservador, pues creo que lo auténticamente revolucionario son los cambios graduales y asegurar condiciones basicas de estabilidad son una condición básica para ello. Ningún pais cambio -al menos sosteniblemente- de la noche a la mañana.

4. Por ello, estimado Oscar, no veo porque sea merecedor de tu pena. No tengo los complejos que podrías tener tu a la hora de pasar tu recibo de honorarios para cobrarle las consultorías que le haces al Banco Mundial, al Gobierno o a las fundaciones u ONG de los países ricos. Yo no me gano la vida gracias a quienes quise destruir cuando era mas joven. Me siento orgulloso de lo que hago y de los lugares donde trabajo o en donde he trabajado porque me encontrado con gente muy profesional que cree en lo que hace.

Por lo demás, no vivo holgadamente, tengo solo lo necesario para vivir. Todo lo que he conseguido ha sido a base de esfuerzo, y no me acompleja disfrutar de lo que he conseguido. No tengo el ego tan grande como para tragarme el cuento de "tomar el cielo por asalto" y otras yerbas que movilizo a tu generación. Hacer mi chamba bien e influir en mejores políticas que ayuden a erradicar la pobreza y desigualdad es lo único que quiero. Tal vez sea un objetivo muy modesto, pero por lo menos puedo irme a dormir tranquilo y no tener que admitir que nada de lo que soñé para mi país cuando era joven se logro y mucho menos pensar que las ideas violentistas en las que creí causaron el mayor derramamiento de sangre que ha visto el Perú.