jueves, 19 de febrero de 2009

Una teoría sobre la exclusión social: Una aproximación de competencia por activos (III)

Por su parte Acemoglu, Johnson y Robinson (2000) sostienen que dicha desigualdad inicial es producto del carácter de la estrategia de colonización que siguieron los europeos y las instituciones relacionadas con esta. De acuerdo con estos autores, en aquellos lugares en donde el clima y las condiciones de vida en general fueron adversas a los colonizadores europeos (expresado ello en una alta tasa de mortalidad de los colonizadores), se desarrollaron instituciones de naturaleza extractiva, diseñadas fundamentalmente con el propósito de transferir recursos desde la colonia hacia el país colonizador el menor costo posible. En estos lugares no se desarrollaron instituciones de derechos de propiedad ni mucho menos contrapesos al poder político, representación electoral, protección legal contra la expropiación estatal o sistemas de administración de justicia abiertos. De esta manera, las instituciones conformadas, producto de la estrategia de colonización seguida por los europeos, favorecieron la concentración del poder político y la riqueza, constituyéndose en sociedades marcadamente desiguales. Este parece haber sido el caso de América Latina, en particular de las sociedades andinas, cuya abundancia de recursos parece haber favorecido la constitución de instituciones marcadamente extractivas.  De acuerdo con estos autores, el “... main objective of the Spanish and Portuguese colonization was to obtain gold and other valuables from America. For example, soon after the conquest the Spanish Crown granted rights to land a labor (the Encomienda) and set up a complex mercantilist system of monopolies and trade regulations to extract resources from the colonies” (Acemoglu, Johnson y Robinson 2000:8).  Estos recursos fueron abundantes en los territorios que hoy constituyen los países andinos.  

La segunda pregunta es de suma relevancia, mas una si tenemos en cuenta que instituciones acentuadamente ineficaces en términos del progreso social persisten a pesar de sus efectos perniciosos. Las hipótesis formuladas para explicar dicha persistencia institucional son diversas. Por ejemplo, North (1993) ha subrayado la importancia que tienen los esquemas subjetivos de los miembros de una sociedad y el conjunto de restricciones informales que acompañan a esta, en la constitución de arreglos básicos que promueven o dificultan el desempeño económico a largo plazo y que, una vez articulados, generan una senda de dependencia (path dependence) difícil de modificar.  De acuerdo con North, “... una vez que se establece la vía de desarrollo en un curso fijo, las externalidades de la red, los procesos de aprendizaje de los organismos y el modelamiento subjetivo de las cuestiones, derivado históricamente, se refuerza el curso” (North 1993:129), a pesar de que, inclusive, se modifiquen luego abruptamente las instituciones formales por medio de, digamos, una revolución social o un proceso de reforma radical. El caso de América Latina es sintomático en este sentido, pues los esfuerzos que realizaron los independentistas para adaptar instituciones y reglas formales similares a las anglosajonas en la región no pudieron alterar las pautas de comportamiento establecidas por las instituciones pre-existentes. En palabras de North: “La persistencia de la pauta institucional que había sido impuesta por España y Portugal siguió desempeñando un papel fundamental en la evolución de las políticas latinoamericanas y en sus percepciones, así como en cuanto a distinguir y diferenciar la historia de este continente, a pesar de la disposición después de la independencia de un conjunto de normas similares a las de la tradición institucional inglesa que dieron forma a la vía (institucional) de los Estados Unidos” (North 1993:135).

Siguiendo esta línea, Acemoglu et al (2000 y 2001b) han sugerido tres mecanismos a través de los cuales se puede explicar la persistencia institucional:

a)      El establecimiento de instituciones que establezcan contrapesos al poder político y protejan los derechos de propiedad es costoso, por lo que las elites podrían no tener incentivos para “costear” cambios institucionales, ya sea que estos busquen establecer instituciones eficientes o procuren introducir instituciones de carácter extractivo.

b)     Las ganancias derivadas de una estrategia de naturaleza extractiva dependen crucialmente del tamaño de la elite. Si la elite es muy pequeña y los retornos esperados de establecer instituciones extractivas para cada miembro de esta son elevados, entonces los incentivos para emprender un cambio institucional de esta naturaleza pueden ser muy altos. Esto podría explicar, por ejemplo, la persistencia de instituciones como la esclavitud después de declarada la independencia en la mayoría de las naciones latinoamericanas. Las elites se habrían montado sobre las instituciones dejadas por los españoles y portugueses (Por ejemplo, la esclavitud se mantuvo en Brasil hasta 1886).

c)      Finalmente, si un conjunto de agentes ha realizado inversiones que son compatibles con un determinado tipo de instituciones (por ejemplo, inversiones en capital fijo y capital humano), los incentivos que estos grupos tienen para mantener dichas instituciones podrían llevar a una mayor predisposición por sostenerlas en el tiempo, a través del uso de recursos económicos y políticos.

A partir de lo discutido a lo largo de esta sección podemos afirmar que existen razones de peso para creer que las instituciones básicas que caracterizan a las sociedades andinas de hoy son el producto evolucionado de un conjunto de arreglos institucionales que, por una serie de circunstancia históricas, nacieron con un carácter marcadamente inequitativo y cuya naturaleza se ha reproducido a través del tiempo.  

viernes, 13 de febrero de 2009

Políticas para el Crecimiento: Sesión de la última reunión anual de la American Economic Association

La última reunión anual de la American Economic Association, realizada a principios del mes pasado en San Francisco, incluyó un panel sobre “Políticas para el Crecimiento”, en la cual se discutió el reporte de la Comision sobre Crecimiento y Desarrollo liderada por el premio Nobel Micheal Spence y que incluyo al otro Nobel Robert Solow además de una serie de policy-makers entre los que estuvo nuestro compatriota PPK. En los académicos que discutieron el reporte estuvieron Kenneth Rogoff, Raghuram Rajan, Abhijit Banerjee, y Ross Levine.

El video de la sesión está disponible en la web de la AEA, junto con los cursos de economia experimental, econometria y politicas monetaria, pero solo tienen acceso los asociados. He colgado el video en Google Video con el fin de compartirlo con los interesados. 

lunes, 9 de febrero de 2009

60 minutos con Kenneth Arrow y Thomas Schelling, premios Nobel de economía, sobre Cambio Climático

Una de las cosas que más extraño del Banco Mundial era el hecho que todas las semanas habían conferencias y Brown bags sobre todo tipo de temas relacionados con la economía del desarrollo. Tuve la suerte de estar en conferencias de Joseph Stiglitz, Douglass North, Robert Solow, Micheal Spence, y Thomas Schelling, entre los premios Nobel de economía. Tambien en eventos con estrellas de la profesión como Daron Acemoglu, James Robinson, Esther Duflo, Micheal Kremer, Allan Drazen, Dani Rodrik, Jhon Roemer, Pranab Bardhan, entre otros. 

Aquí va una conferencia hecha en el Banco con Arrow y Schelling sobre cambio climático. Ahora que escucho mas del tema debido a los intereses académicos de los profesores de mi departamento, nada mejor que empezar a familiarizarse con el mismo a partir de las reflexiones de dos de las mentes más grandes de la profesión.

http://info.worldbank.org/etools/docs/voddocs/1013/2249/hi.htm  

viernes, 6 de febrero de 2009

La obsesión por la desigualdad: a falta de datos, buena es la ideología

Leo, algo tarde, esta nota aparecida en el Comercio del 16 de enero pasados, titulada “Pese al crecimiento económico aumentó la desigualdad en el país”, escrita por el periodista Luis Felipe Gamarra. Lo interesante es que se habla de un incremento de la desigualdad en el texto, mientras que la información que sustenta dicha información dista de mostrar que la desigualdad realmente aumento. Veamos.

Lo primero que hay que notar es la permanente confusión del texto respecto al tema eje de análisis. Toda la primera parte se centra en una discusión sobre como el crecimiento no ha llevado a una reducción rápida de la pobreza en las zonas rurales del país. Luego cita a Juan Chacaltana del modo siguiente:
“Si comparamos el gasto familiar del 10% de los peruanos más pobres con el 10% de los más ricos, veremos que la distancia entre ambos se ha elevado dramáticamente. Para Juan Chacaltana, de Centro de estudios para el desarrollo y la participación (Cedep), el ingreso del 10% más rico (al que pertenece menos del 8% del país) incrementó el promedio, lo que generó cifras engañosamente positivas. Por otro lado, la inflación, como lo demostró en el 2007 la Universidad del Pacífico, depende del segmento al que se pertenece. Para el sector E, la inflación del 2007 fue de 8,2%, tres veces más que para el resto de peruanos.”

No me queda claro ni el periodo de referencia ni la fuente de información para tal aseveración. En este post mostré que la evidencia empírica no soporta dicha conclusión. De hecho, el mismo reporte consigna cálculos del coeficiente de Gini para el periodo 2004 y 2007 de 0.42 y 0.42, lo cual en términos estadísticos (considerando intervalos de confianza debido a que los estimados provienen de una muestra y no de datos censales) significa que la desigualdad no cambio.

Luego, en una sub-sección, el artículo menciona lo siguiente:
“Cálculos de Raúl Mauro, investigador de Desco, indican que el Gini tampoco bajó. Sus cifras por departamento señalan que la desigualdad creció en 17 de los 24 departamentos entre el 2004 y el 2007. Por ejemplo, el análisis de Mauro señala que La Libertad, donde existe pleno empleo, la inequidad se elevó, así como la delincuencia, lo que convirtió al departamento en el más desigual del país. Para Javier Escobal, de Grade, y Pedro Francke, de CIES, el país, irónicamente, ha medida que crece, se hace más injusto.”

Aun cuando se presentan datos de desigualdad a nivel departamentos, la afirmación que la desigualdad se incremento en 17 de estos es exagerada. En los casos de Amazonas, Ancash, Arequipa, Cusco, Huánuco, Junín, Lambayeque, Pasco, Puno y San Martin; esto es, al menos 10 de los 17 casos la magnitud de incremento no es sustantiva por lo que es de esperarse que los intervalos de confianza se crucen y por tanto no tengamos evidencia de que el incremento de la desigualdad sea robusto. Por ejemplo, en Arequipa la desigualdad paso de 0.35 a 0.36, un incremento de 2.6%, lo cual es términos estadísticos es simplemente nada, sin embargo el Comercio consigna el caso como uno de incremento de desigualdad. Se necesitan la información respecto a la robustez de los estimados para ser concluyentes al respecto.

¿Que queda del articulo del Comercio? Muy poco. De partida, no aporta evidencia que valide el titular que tiene, además de contradecirse al sugerir que la desigualdad aumento y mostrar que el índice de Gini no cambio en el periodo 2004 y 2007. No tenemos evidencia de que la desigualdad haya aumentado si es que tomamos como punto de referencia 1997, periodo a partir del cual se disponen de estadísticas relativamente consistentes. El articulo incide parcialmente bien en señalar que el crecimiento no ha beneficiado más a los más pobres, aunque lo plantea incorrectamente de modo tal que el argumento termina siendo falso. El argumento correcto sería reconocer que el crecimiento beneficio más en términos absolutos a los no pobres (lo cual no es un resultado inesperado, toda vez que el crecimiento suele beneficiar en primer lugar a los más integrados al sistema económico. El crecimiento nunca es balanceado.), aunque en términos proporcionales los sectores más pobres vieron crecer más rápidamente sus ingresos que los no pobres. Como mostré en el post “la desigualdad no es como la imaginábamos”, el ingreso per-capita promedio del decil mas pobre creció en un 64% entre 1997 y el 2007, mientras que el ingreso promedio del decil mas rico lo hizo en un 9%. Los cálculos pueden descargarse de esta dirección: http://stanislaomaldonado.googlepages.com/ingresopromedio1997_2007.pdf

Ahora, creo que es preciso aclarar los argumentos, sobre todo de quienes defienden la idea de que la desigualdad se incremento, quienes muchas veces parece dejarse llevar más por sus preferencias ideológicas que por la evidencia estadística. Me parece, que hay una serie de problemas que es preciso resolver a fin de tener una discusión basada en evidencias al respecto:

a) El problema del periodo de referencia: muchos de los que argumentan que la desigualdad aumento (ver por ejemplo este post), se basan en datos para el periodo 2004-2007. Efectivamente, para ese periodo existe cierta evidencia al respecto (tal y como muestro en estos datos: http://stanislaomaldonado.googlepages.com/EstimacionesDesigualdad1997_2007.pdf ) pero ello deja de ser cierto cuando consideramos un periodo de referencia más grande. No hay razón teórica alguna que nos diga que el periodo 2004-2007 sea el mejor para juzgar los cambios en la desigualdad.

b) El problema del instrumento de medida de desigualdad: muchos argumentan que las encuestas de hogares son un mal instrumento para medir la desigualdad, porque difícilmente captura bien los ingresos de los más ricos. Siendo ello un argumento atendible, es necesario probarlo empíricamente para el caso peruano. Dicho estudio no existe, por lo que no podemos estar tan seguros que la desigualdad aumento si la evidencia no existe.

En resumen, no existe evidencia para argumentar que la desigualdad aumento en el país. Por el contrario, esta parece no haber experimentado cambio alguno. Los que argumentan que esta si aumento se basan en decisiones metodológicas que no tienen justificación a priori, a no ser que sean preferencias ideológicas. En el caso de los datos a nivel regional, un análisis de robustez es necesario a fin de tener una mejor imagen al respecto al cual habría que agregarle un análisis de su evolución a partir del 2001. Como mencione en mi post al respecto, algo pasó en el 2004 que cambia ligeramente la tendencia. Esto amerita mayor estudio para descartar que el mismo se haya debido solo a cambios metodológicos.

Asimismo, es preciso también abordar la dimensión normativa implícita en el debate. ¿Por qué se considera que un aumento de la desigualdad es malo per se? La forma que termina el artículo del Comercio, al decir que el país se hace más injusto a medida que crece, es sintomático. Desde una perspectiva rawlsiana (ver mi ensayo sobre justicia distributiva), en tanto los pobres se beneficien en términos relativos más que los ricos, uno no podría denominar injusto el crecimiento de los últimos 10 años, en donde el ingreso promedio de los pobres creció más rápido que el de los ricos. ¿Cuál es la teoría moral que sustenta la aseveración de que el país es más injusto hoy?

Confieso que estos tipos de análisis me mortifican. Empezar con un caso muy particular, el de un distrito no beneficiado por el crecimiento, lleva fácilmente a generalizaciones indebidas, que son fácilmente asimiladas para un público no entrenado en los detalles metodológicos. Se necesita evidencia estadística y mostrar la historia completa, no solo la de los perdedores, sino también la de los distritos que se han beneficiado con el crecimiento para tener una imagen más cercana a la verdad. El que las cosas no hayan funcionado para Anchonga no quiere decir que no haya funcionado para ningún distrito de las zonas rurales del país.

Una teoría sobre la exclusión social: Una aproximación de competencia por activos (II)

Dicho esto, discutamos ahora sobre la distribución de los activos entre la población. La distribución de los activos entre los individuos dependerá tanto de la “lotería del nacimiento” como del esfuerzo responsable de los mismos. Esta distinción nos lleva a pensar en dos temas claves interrelacionados: a) el proceso a través del cual los individuos adquieren los activos y los mecanismos institucionales que se hallan detrás de ello, y, b) el tema de la responsabilidad personal y sus implicancias para la teoría moral.

Producto de la “lotería del nacimiento”, los individuos reciben una dotación básica de activos, compuesta por su dotación de activos naturales más un stock de activos sociales determinados por el stock de activos sociales de sus padres. A estos activos los denominaremos activos básicos, por ser el punto de partida del proceso de acumulación de activos de un individuo a lo largo de su existencia. La distribución de dichos activos es “moralmente arbitraria”, en la medida de que ningún individuo pudo influir sobre la composición del stock de activos bajo su control. Sin embargo, cada individuo si será “moralmente responsable” de los resultados que obtenga a través del uso de dichos activos, tanto en la transformación de estos activos en niveles de bienestar como en la consecución de mayores activos a partir de su dotación básica.

Provistos de esta dotación básica los individuos compiten por el control de activos sociales claves para su desarrollo humano. Estos activos sociales no caen como el mana del cielo o son lanzados desde helicópteros, sino que son distribuidos a través de un conjunto de instituciones que hemos denominado instituciones básicas. Estas instituciones establecen las reglas de juego que se hallan detrás de la distribución de los activos y determinan, por tanto, las posibilidades de acumulación de los mismos por parte de los individuos.

Entre las instituciones básicas más importantes podemos contar:

1. Instituciones que facilitan el acceso a activos productivos como tierra y capital,
2. Instituciones educativas,
3. Instituciones de salud,
4. Instituciones que facilitan el reconocimiento y protección de los derechos de propiedad,
5. Instituciones de representación política y sufragio,
6. Instituciones de resolución de disputas y manejo de conflictos,
7. Instituciones de protección social.

El rol que cumplen las instituciones básicas no se limita exclusivamente a la provisión de los activos, sino que además cumplen el rol fundamental de asegurar el control por parte del propietario tanto del activo como de los rendimientos que generan. De allí la importancia de las instituciones que permiten el reconocimiento y la protección de los derechos de propiedad dentro del conjunto de instituciones básicas.

Dado el conjunto de instituciones básicas, los individuos competirán por el control de los activos sociales. Las posibilidades de éxito al alcance de cada uno de ellos dependerán crucialmente de su respectiva dotación básica, dado el grado de apertura institucional. Así, si las instituciones básicas son abiertas e inclusivas el peso de las desigualdades iniciales sobre la perspectiva de vida de los individuos será menor, es decir, habrá mayor movilidad social. Un individuo que cuente con una menor dotación básica de activos que otro podría remontar las desventajas iniciales y disminuir la brecha que los separa gracias a un acceso equitativo a los activos sociales. Lo inverso también es válido. Instituciones básicas muy cerradas y excluyentes conllevarán a la profundización de las desventajas iniciales entre los individuos, acentuando con ello la desigualdad social.

¿De qué dependerá el grado de apertura de las instituciones básicas? Sin duda, es de suma relevancia para nuestros propósitos establecer con precisión una respuesta a esta interrogante, más aun en el contexto de las sociedades andinas objeto de nuestro análisis. A nuestro entender dicho grado de apertura institucional dependerá de la confluencia de una serie de factores cuyas raíces podemos rastrear en la historia. Dicha apertura sería el resultado de la persistencia a lo largo del tiempo de un conjunto de arreglos institucionales que son producto de las condiciones iniciales de la sociedad, en particular su grado de equidad. De acuerdo con Engerman y Sokoloff (2002), en sociedades que nacieron con mayor grado de equidad, las elites estuvieron menos predispuestas a establecer reglas, leyes y políticas gubernamentales que los favorecieran excesivamente frente al resto de la sociedad, favoreciendo el desarrollo de instituciones que promovieron un acceso equitativo a las oportunidades, contribuyendo de esta forma a la persistencia de arreglos sociales más equitativos. Por otro lado, "...in societies that began with extreme inequality, elites were better able to establish a basic legal framework that insured them disproportionate shares of political power, and to use that influence to establish rules, laws, and other government policies that greatly favored them relative to the rest of the population in terms of access to economic opportunities, contributing to persistence of the high degree of inequality" (Engerman y Sokoloff 2002: 3).

Así, la persistencia del grado de equidad inicial de la sociedad a través del tiempo opera por medio de la persistencia de las instituciones básicas, en particular su grado de apertura. En aquellos lugares en donde, producto de un alto grado de inequidad inicial, se constituyeron instituciones básicas excluyentes, la desigualdad social se ha mantenido elevada a lo largo del tiempo gracias precisamente a la persistencia a través de la historia de dichas instituciones básicas a las que la desigualdad inicial dio origen. Del mismo modo, allí donde la desigualdad inicial fue baja, las instituciones básicas que se configuraron permitieron un acceso más democrático a los activos sociales, facilitando con ello la reproducción del elevado nivel de equidad inicial.

Dos nuevas preguntas emergen a partir de nuestra respuesta anterior: 1) ¿por qué algunas sociedades “nacieron” con un mayor nivel de desigualdad inicial que otras? y, 2) ¿por qué persisten las instituciones que sostienen y reproducen en el tiempo dicha desigualdad inicial? Una primera respuesta a la primera pregunta la podemos encontrar en los trabajos de Stanley Engerman y Kenneth Sokoloff. Estos autores han insistido en que las diferencias iniciales en el grado de desigualdad pueden ser atribuidas a las respectivas dotaciones de factores de cada sociedad. Estas diferencias han tenido un impacto profundo y duradero en sus patrones de desarrollo debido a su efecto sobre el tipo de instituciones que se constituyeron en dichos sistemas sociales. Así, mientras que en el Brasil y el Caribe las condiciones favorables para el desarrollo de cultivos como el azúcar, con alto valor en el mercado, favoreció el uso intensivo de esclavos (lo cual derivó en la conformación de sociedades muy heterogéneas con elevados niveles de concentración de riqueza, capital humano y poder político), en América del Norte las condiciones climáticas favorecieron un régimen de producción de cultivos mixtos, sujeto a bajas economías de escala, en el cual se utilizaron pocos esclavos consolidándose luego como sociedades relativamente homogéneas y con mayor grado de equidad en el acceso a los recursos productivos y las oportunidades. En el caso de la América Hispana la relativamente abundante disponibilidad de tierras, la abundancia de fuerza de trabajo nativa y la riqueza de los recursos minerales crearon condiciones para el desarrollo de instituciones que favorecieron la concentración de riqueza y los recursos en las elites (Engerman y Sokoloff 1994 y 2002).

miércoles, 4 de febrero de 2009

Una teoría sobre la exclusión social: Una aproximación de competencia por activos (I)

Ahora que Majaz nos ha traído de nuevo el tema de la exclusión social (ver este excelente post de Daniel Salas haciendo un paralelo de este caso con el de la corresponsal del Comercio en España), quiero compartir algunas reflexiones sobre como extender la teoría de la exclusión desarrollada por el profesor Figueroa en la Sociedad Sigma y en trabajos previos. Creo que esta extensión puede ayudarnos a conciliar de mejor modo los “factores moralmente responsables” y los “factores moralmente arbitrarios” que discutiéramos en los posts sobre igualdad de oportunidades. Aquí me baso en cosas que he escrito en otros textos.

Como dije, Figueroa construye una sociedad abstracta denominada “Sigma” en la cual los individuos participan dotados de diferentes cantidades de activos sociales (los cuales pueden ser económicos, políticos y culturales) en los mercados básicos de crédito, trabajo y seguros, a los cuales denomina “no walrasianos” por tener la particularidad de operar bajo exceso de oferta o de demanda sin que los precios de mercado operen como mecanismo de racionamiento. Dada una distribución desigual de los activos entre la población y una escala de valoración social históricamente construida que privilegia ciertas posiciones en la escala social frente a otras (ambas determinadas exógenamente), la teoría predice que los grupos dotados de menores activos sociales resultarán siendo excluidos de los procesos de mercado, en particular del mercado laboral, considerado el mercado básico por excelencia. ¿Cuáles serán estos grupos? De acuerdo con Figueroa serán las poblaciones históricamente marginadas, como es el caso de los grupos indígenas y afrodescendientes, las que resultarán excluidas de los procesos de mercado debido a su menor dotación de activos sociales, lo cual, en el caso del mercado laboral, se expresará en una sobre-representación de estos grupos en el sector de pequeña producción urbana y agrícola. Así, la exclusión social no será aleatoria.

A pesar de la elegancia lógica y el rigor formal de la teoría de Figueroa, esta nos dice muy poco respecto al proceso por medio del cual se origina una distribución desigual de activos. De hecho, la teoría Sigma “supone” la desigualdad, puesto que se basa en el supuesto exógeno de distribución desigual de los activos entre la población, el cual luego permite explicar la exclusión de los procesos de mercado y luego la desigualdad del ingreso. Así, Figueroa supone la desigualdad de activos para explicar la desigualdad del ingreso. Ciertamente, esto no constituye un error de carácter epistemológico en la medida que el objetivo de su trabajo es explicar la desigualdad del ingreso y no la desigualdad de activos, por lo que es licito suponer esta. A pesar de ello, Figueroa justifica su supuesto a partir de trabajos recientes en el campo de la historia económica que explican la persistencia de la desigualdad en el tiempo debido a la “viscosidad” de la estructura institucional de las sociedades que emergen a partir de un shock fundacional, como es el caso de los procesos de conquista y colonización que experimentaron sociedades como la nuestra.

Sin embargo, son precisamente los mecanismos mediante el cual los individuos adquieren sus activos los cuales deberían concentrar nuestra atención si es que lo que nos interesa es avanzar en el diseño de reformas institucionales que permitan una mejora en la distribución de los activos, y por tanto, una mejora en la distribución del ingreso y otros recursos considerados valiosos por los individuos. Es por eso que resulta siendo una paradoja que la teoría sugiera en términos de políticas públicas hacer precisamente aquello que no nos explica porque es considerado exógeno. Así, es importante endogenizar el proceso de adquisición de activos a fin de avanzar en la dirección señalada. Asimismo, es importante también ampliar nuestra concepción de activos de modo tal que podamos manejar una visión más completa del proceso distributivo, en la cual se tome en cuenta que la distribución del ingreso es el resultado conjunto de factores bajo el control de los individuos y que dependen de su esfuerzo moralmente responsable, como de factores que están más allá de su control y que podemos considerar “moralmente arbitrarios”. Estas dos modificaciones son de vital importancia a fin de avanzar conceptualmente en la comprensión del fenómeno de exclusión social que caracterizan a nuestras sociedades.

Teniendo en cuenta lo anterior, en las líneas que siguen proponemos una teoría de exclusión que hace hincapié en el proceso mediante el cual los individuos adquieren sus activos. A nuestro entender, dicho proceso consta de las siguientes etapas: a) la “lotería del nacimiento”; b) la competencia por activos, y c) la realización en los mercados básicos. Antes de discutir en detalle cómo operan los mecanismos institucionales que facilitan la distribución de los activos, es preciso ahondar en la naturaleza de estos últimos.

En todo sistema social, los individuos participan en los procesos de intercambio social dotados de un conjunto de activos. Este conjunto de activos, que denominaremos de ahora en adelante dotación, está compuesto por dos grandes clases de activos: los activos naturales y los activos sociales, dividiéndose estos últimos a su vez en tres tipos de activos: los activos económicos, los políticos y los culturales. Provistos de estos activos, los individuos participan en los diversos procesos sociales relacionados con la organización económica (sistemas productivos y mercados), el ordenamiento político-institucional y la cultura (Figueroa, Altamirano y Sulmont 1996).

Empecemos diciendo algo sobre los activos sociales. En primer lugar tenemos los activos económicos, con los cuales nos referimos a los recursos productivos en general, tales como las tierras, el capital físico, el capital financiero y el capital humano. Por los activos políticos entendemos el acceso que tienen los individuos a los derechos universales establecidos por la sociedad, y a las posibilidades reales para el libre ejercicio de la ciudadanía, mientras que cuando hablamos de los activos culturales hacemos referencia a las características personales de los individuos, tales como el lenguaje, género, religión, casta, origen regional, costumbres, entre otras, que están sujetas a valoración social, dada una jerarquía históricamente determinada (Figueroa, Altamirano y Sulmont 1996, Figueroa 2003). Por otro lado, al hablar de activos naturales, nos referimos a las características y habilidades innatas de los individuos, entre las debemos considerar, por ejemplo, el talento, la fortaleza física, y en general todas aquellas ventajas que son producto de la conformación biológica de las personas (Zynda 2001).

Digamos algunas cosas más respecto a la naturaleza de los activos. En primer lugar, es fundamental señalar la distinción fundamental entre el carácter interno y externo de los activos. Claramente el capital físico y la tierra son de carácter externo (y por tanto transferibles), mientras que el talento y la fortaleza física son obviamente internos (y por ende intransferibles). Esta distinción es clave para comprender las limitaciones de las políticas redistributivas para el logro de la igualdad, pues aunque es posible redistribuir los activos transferibles, nunca será posible hacer lo mismo con los activos intransferibles, siendo por tanto la igualdad perfecta imposible de alcanzar. En segundo lugar, es importante señalar que los activos culturales no tienen retornos directos per se. Un activo cultural es un atributo de un agente que tiene valor únicamente por la naturaleza de los arreglos sociales en una sociedad; es decir, no tienen un valor productivo directo, pero su posesión lleva a un mayor bienestar en la medida de que existe una jerarquía de valoración social históricamente determinada que privilegia ciertos atributos en desmedro de otros. Finalmente, es necesario distinguir entre el retorno directo de los activos y su valor social (Mailith y Postlewaite 2003:3). Los activos sociales suelen tener, además del retorno directo característico, un valor adicional producto también de la naturaleza de los arreglos sociales en una sociedad determinada. La educación, por ejemplo, genera retornos a los individuos no solamente por su efecto directo sobre la productividad sino también por el status que conlleva a quienes han tenido la oportunidad de acceder a ella. El tamaño de este valor adicional de los activos dependerá del grado de desigualdad en su distribución. Es decir, en la medida en que el activo esté en manos de pocas personas, la valoración social que se le otorgue será mayor y por ende será mayor el retorno indirecto que genere. Con ello, su impacto sobre la desigualdad del ingreso será más elevado.

Melodía Política: La Memoria de León Gieco

Escuche por primera vez esta canción en Buenos Aires, durante las actividades de conmemoración por los 30 años de la dictadura militar. Ahora que estamos por llegar al final del juicio a Fujimori, provoca escucharla de nuevo.



La Memoria
Los viejos amores que no están,
la ilusión de los que perdieron,
todas las promesas que se van,
y los que en cualquier guerra se cayeron

Todo está guardado en la memoria,
sueño de la vida y de la historia

El engaño y la complicidad
de los genocidas que están sueltos,
el indulto y el punto final
a las bestias de aquel infierno

Todo está guardado en la memoria,
sueño de la vida y de la historia

La memoria despierta para herir
a los pueblos dormidos
que no la dejan vivir
libre como el viento

Los desaparecidos que se buscan
con el color de sus nacimientos,
el hambre y la abundancia que se juntan,
el mal trato con su mal recuerdo

Todo está clavado en la memoria,
espina de la vida y de la historia

Dos mil comerían por un año
con lo que cuesta un minuto militar
Cuántos dejarían de ser esclavos
por el precio de una bomba al mar

Todo está clavado en la memoria,
espina de la vida y de la historia

La memoria pincha hasta sangrar,
a los pueblos que la amarran
y no la dejan andar
libre como el viento

Todos los muertos de la A.M.I.A.
y los de la Embajada de Israel,
el poder secreto de las armas,
la justicia que mira y no ve

Todo está escondido en la memoria,
refugio de la vida y de la historia

Fue cuando se callaron las iglesias,
fue cuando el fútbol se lo comió todo,
que los padres palotinos y Angelelli
dejaron su sangre en el lodo

Todo está escondido en la memoria,
refugio de la vida y de la historia

La memoria estalla hasta vencer
a los pueblos que la aplastan
y que no la dejan ser
libre como el viento

La bala a Chico Méndez en Brasil,
150.000 guatemaltecos,
los mineros que enfrentan al fusil,
represión estudiantil en México

Todo está cargado en la memoria,
arma de la vida y de la historia

América con almas destruidas,
los chicos que mata el escuadrón,
suplicio de Mugica por las villas,
dignidad de Rodolfo Walsh

Todo está cargado en la memoria,
arma de la vida y de la historia

La memoria apunta hasta matar
a los pueblos que la callan
y no la dejan volar
libre como el viento

Entrevistando a Científicos Sociales: Adam Przeworski

Comparto esta entrevista a Adam Przeworski, profesor del Departamento de Ciencias Políticas de New York University. Es bastante larga (63 páginas!), pero sin duda muy provechosa para los interesados en ciencia política en el país. Przeworski tiene una trayectoria interesantísima: empezó como sociólogo en su natal Polonia y luego hizo su doctorado en ciencias políticas en Northwestern University. Fue marxista, pero de los inteligentes y el núcleo de su programa de investigación consiste en temas que pueden entenderse como un esfuerzo por comprender el porqué alguna de las principales predicciones del marxismo fallaron (como, por ejemplo, el porqué no hubo revoluciones en occidente) . Fue uno de los primeros politólogos en usar la teoría de juegos en sus investigaciones, lo cual para la mayoría de sus colegas era poco menos que una extravagancia metodológica.

Copio tres partes que me parecen muy interesantes. La primera, sobre como entrena a sus estudiantes de postgrado:

Q: You have trained lots of graduate students. What’s your approach to teaching graduate
students?

A: First, I do “train” them. I subject graduate students to a systematic program. What typically happens is that a student says he or she wants to study with me. I ask them what they want to do. Then I ask what they know, and then I tell them, “Here is what you need to learn in order to do what you want to do.” These days what they need to learn typically consists of some philosophy, some economics, and quite a lot of statistics. So my students get a systematic training by others. In addition, I have always taught an introduction to something. For many, many years I taught a course called “Marxist Theories of the State,” which evolved into “Theories of the State,” and then into “Political Economy.” I may not teach this course anymore, because I already published a textbook on the subject. I don’t think I can teach what I’ve already written. In any case, students typically take this introductory course. I also teach advanced courses, usually about whatever I am working on or about some methodological aspects I think students should learn and cannot get from others. For example, I recently taught a course called “Statistical Methods of Comparative Research,” which focused on selection bias. I don’t teach facts. My view is that students should learn facts by themselves, by reading history. But I do force all my foreign graduate students to take an American Government course. And unless they are especially strong-headed and committed, I don’t allow them to write about their own country for a long time. Students acquire all these skills and then they formulate a research project. And I supervise them quite tightly. I usually run a doctoral seminar. One of the things I discovered a long time ago is that graduate students in the US are left alone at the very time that they most need interaction with their advisers and other students. In the US, graduate students finish their coursework, defend their proposal, their funding typically ends, and then they are on their own. That’s when you most need to speak to others, hear others, and learn new techniques you may need to use for your dissertation. So I have always kept some form of interaction framework for advanced students. I always encourage them to participate in seminars, to talk to others, and to present their work.

El otro párrafo tiene que ver con el reconocimiento que hace Przeworski acerca de las contribuciones de los economistas al área de comparative politics. De acuerdo con él, parte de las mejores contribuciones en el campo la vienen haciendo economistas:

Q: If you look at where the field of comparative politics was 30 years ago and where we are now, what are the main things we have learned?
A: Let me preface my answer with one caveat. I think that some of the best research in comparative politics is done these days by economists, so I will include them in my answer. Daron Acemoglu and James Robinson, Alberto Alesina, Roland Benabou, Jess Benhabib, Torsten Persson and Guido Tabellini, and many others do excellent work in comparative politics. They typically don’t know enough about politics, but they address central questions and get answers. With that inclusion, yes, I think there has been a tremendous accumulation of knowledge.
Siendo cierto lo que dice Przeworski, creo que en el caso peruano se necesita que los economistas nos pongamos a trabajar más en serio en temas de ciencia política. Ello por varias razones: a) no existe una academia de ciencia política en el país, en parte porque hay contados doctores en ciencia política y porque abundan los especialistas con experiencia en la “cancha” política pero que carecen del instrumental necesario para abordar científicamente temas políticos, b) los economistas tenemos formación y oficio en el instrumental metodológico que es de uso común en los programas más avanzado de doctorado en ciencia política, en gran medida por que estos llegaron hace bastante tiempo a nuestra ciencia o fueron desarrolladas en esta, y c) la mayoría de los peruanos que estudian ahora en doctorados en ciencias políticas fueron formados en especialidades en las cuales se promueve la desconfianza a aproximaciones como el rational choice y se privilegia por al contrario aproximaciones mas discursivas. De ahí que no sea raro observar que estos terminan tomando por fields en sus estudios doctorales precisamente aquellas areas de las ciencias políticas que son más débiles en el uso intensivo de métodos estadísticos o modelación teórica. No me parece casualidad que no sea fácil encontrar papers escritos por politólogos peruanos que formulen modelos o usen estrategias de identificación más sofisticadas para discutir temas de causalidad. Por suerte, me parece que dentro los jóvenes economistas que están en el exterior hay ahora un mayor interés por moverse en estos temas y eso se ha de reflejar a la hora de escribir las tesis doctorales.

Finalmente, otro párrafo sobre la necesidad de aprender economía por parte de los politólogos:
Q: In addition to using formal tools in theorizing, you’ve often drawn on the work of economists. When did you start reading economics?
A: Since about 1972. I was teaching a course on the Marxist theory of the state, a topic that had generated a great explosion of interest at the time. In 1969/70, there was an exchange between Miliband and Poulantzas,61 and the literature was evolving every year as new works appeared. I came to the conclusion that the Marxist theory of the state made no sense, because Marxist economics made no sense. During this time there were several critiques of Marxist economics and several theorems that showed that Marx’s claim about the declining rate of profit under capitalism was false. Elster, John Roemer and I came to the conclusion that the economic model underlying Marxist theories of the state made no sense. That’s when I decided to bite the bullet and learn some neo-classical economics. I was aided in the process by the fact that Michael Wallerstein, who had reached the same conclusion as I, was a student in my class. He went to the economics department and did their whole graduate program in economics. He basically taught me the rudiments of neo-classical economics. Since then I have been reading more and more economics. Today I read more things by economists than by political scientists, because a lot of economists do political science now. I recently published a textbook on political economy in which the main thesis is that you cannot do political economy unless you know economics.

La entrevista completa pueden verla aquí:
http://politics.as.nyu.edu/docs/IO/2800/munck.pdf