miércoles, 21 de octubre de 2009

El mito de la persistencia histórica de la desigualdad en América Latina

Estas últimas semanas he estado ocupado con exámenes y demás cosas del doctorado que no tuve tiempo para completar un post que tenía pendiente sobre desigualdad. Ahora que ya estoy un poco más libre, aquí va el post. Dado que la última vez que postee discutía un paper sobre historia, aprovecho para comentar algunos papers sobre desigualdad en América Latina desde una perspectiva histórica. Lo interesante de estos papers es que vienen recolectando evidencia histórica que pone en entredicho la idea de que América Latina siempre fue la región más desigual del mundo, idea que formó siempre parte de cierto sentido común impuesto por la literatura dependentista y que ganó cierto popularidad entre los académicos más serios a partir de los trabajos de los historiadores económicos Stanley Engerman de la Universidad de Rochester y Kenneth Sokoloff, quien fuera profesor de la Universidad de California en los Angeles hasta antes de su relativamente reciente fallecimiento.

La tesis de Engerman y Sokoloff sostiene que son diferencias en las dotaciones de factores las que explicarían el origen de un alto nivel de desigualdad en la región en el contexto del proceso de colonización española y portuguesa. La existencia de recursos naturales con alto valor en el mercado y abundante fuerza de trabajo nativa favoreció la concentración de la tierra y el poder político en manos de los conquistadores, lo cual derivo en la creación de instituciones extractivas que persistieron en el tiempo. De esta manera, "...in societies that began with extreme inequality, elites were better able to establish a basic legal framework that insured them disproportionate shares of political power, and to use that influence to establish rules, laws, and other government policies that greatly favored them relative to the rest of the population in terms of access to economic opportunities, contributing to persistence of the high degree of inequality" (Engerman y Sokoloff 2002).

Los esfuerzos por testear las tesis de Engerman y Sokoloff son relativamente recientes. Por ejemplo, Nathan Nunn –un profesor asistente en Harvard- testea empíricamente en este articulo varios de los mecanismos sugeridos por Engerman y Sokoloff con datos tanto de las colonias como de USA encontrando resultados mixtos. Por un lado, el autor encuentra evidencia que la esclavitud tuvo un efecto negativo en el desarrollo y en la desigualdad actual, aunque no afectó la desigualdad inicial tal y como lo sugiere la hipótesis original de Engerman y Sokoloff.

Este último punto es especialmente vital, pues pone en cuestión la idea de que la desigualdad siempre fue alta en América Latina; o, como diría el profesor Adolfo Figueroa en su Sociedad Sigma, que los países de la región habrían “nacido” desiguales y que dicha desigualdad se habría reproducido en el tiempo. Un estudio reciente del historiador económico Jeffrey Willianson trae abajo esta idea, que –como bien menciona el autor- carecía de sustento empírico y se trataba nada más de una creencia que ha demostrado ser falsa. De acuerdo con Willianson, la desigualdad en la región no fue alta antes de la llegada de los españoles ni tampoco en las décadas que siguieron a la conquista. Recién a partir de mediados del siglo XIX la desigualdad en la región se habría acentuado.

Los datos en los que se basan esta conclusión vienen de un estudio hecho por Branko Milanovic del Banco Mundial (quien fuera profesor en un curso sobre desigualdad para el staff del Banco al que asisti), Peter Lindert de la Universidad de California en Davis y el mismo Willianson dedicado a medir la extensión de la desigualdad en la antigüedad. El estudio es muy interesante en tanto se basa en el uso de diversas fuentes como las llamadas tablas sociales. En el caso del Perú, la observación más antigua es de 1876, la cual es construida a partir de un estudio de Shane Hunt y Albert Berry. De acuerdo con esos datos, la desigualdad en el país -medida por medio del coeficiente de Gini- era de 0.42 en aquel entonces. Usando datos del 2001, los autores computan un Gini de 0.52, lo cual sugeriría que la desigualdad habría aumentado, aunque otros estudios sugieren que el Gini para aquel año es muchísimo menor al calculado por estos autores.

Volviendo al tema, creo que este paper es muy útil porque hace explicito el pensamiento contrafactual que se encuentra implícitamente en el sentido común que existe respecto a la evolución de la desigualdad en la región. Decir que una región ha sido siempre la más desigual del mundo supone tener un punto de referencia sobre el cual hacer la comparación pues solo se puede ser “más desigual” en relación a algo. El problema con los argumentos de Engerman y Sokoloff es que estos autores toman como punto de comparación Estados Unidos, cuando lo que se tendría que hacer es comparar América Latina con Europa en su fase pre-industrial. Cuando dicha comparación es realizada, la tesis de Engerman y Sokoloff no tiene soporte empírico. Así, el coeficiente de Gini (ajustado por tamaño de la población) de America Latina durante la época previa a la industrialización (1880) fue de 0.47 mientras que en el caso de Europa pre-industrial (1810) dicho indicador fue de 0.53.

Otra contribución interesante del paper es que permite trazar la evolución de la desigualdad en la región desde 1492 (ver grafico de abajo). De acuerdo con los estimados de Williamson y compañía, la desigualdad en la región antes de la conquista fue bastante modesta y similar a los niveles de otras sociedades pre-industriales pobres. Las décadas después a la conquista se caracterizaron por incremento de la desigualdad que debe haber precedido a una reducción importante de la misma debido al desastre demográfico ocasionado por la conquista. Este último punto es muy interesante y es muy parecido a lo documentado por Aylwin Young acerca de cómo la epidemia del SIDA en África ha llevado a un incremento del ingreso per-capita debido al colapso poblacional. Luego, la desigualdad experimento un incremento significativo (de 0.36 a 0.57) hacia momentos previos a la independencia producto de la recuperación poblacional y el crecimiento del producto, a partir de la cual la desigualdad nuevamente cayó (de 0.57 a 0.46) debido esencialmente a los efectos negativos de los procesos de independencia sobre la evolución del producto. Después, la desigualdad se incremento nuevamente debido al boom exportador que ocurrió a finales del siglo XIX.

En conclusión, América Latina no siempre fue desigual. Tampoco es cierto que la desigualdad fue “viscosa” y por tanto poco sensible a variaciones significativas en el tiempo. Por el contrario, la desigualdad parece haberse tenido una alta varianza en el tiempo en un sentido muy similar a como evoluciono en otras regiones del mundo. En lo que sí es diferente la región es que no experimento una reducción importante de la desigualdad durante el siglo XX como ocurrió en otras partes del mundo. Peter Lindert ha sugerido que dicha reducción de la desigualdad ha estado asociada con la expansión del Estado del Bienestar, lo cual podría dar una pista de porque la desigualdad en la región no siguió la misma evolución: América Latina tendría un Estado de Bienestar truncado y en ese tipo de Estado del Bienestar el que estaría detrás de este fenómeno. Un tema que amerita mayor estudio.

Con el paper de Willianson se va un mito que también yo daba por cierto. De hecho, en algunos de mis trabajos di por cierta la hipótesis de Engerman y Sokoloff y cite extensamente las contribuciones de estos autores. Supongo que en eso la vida académica no es muy distinta a la vida cotidiana: muchas cosas que damos por ciertas terminan siendo falsas.

Otras lecturas sobre el tema

Recomiendo este articulo de John Coatsworth, el mismo que contiene una crítica interesante a la literatura desarrollada a partir de Engerman y Sokoloff. Leandro Prado de la Escosura ha colectado también evidencia respecto a la evolución de la desigualdad en la región desde una perspectiva histórica. Una relectura a los trabajos originales de Engerman y Sokoloff no vendría mal (en especial, este, este y este). Para una revisión de la literatura de historia económica reciente vinculada con estos temas, recomiendo este excelente survey escrito por Nunn.

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3 comentarios:

Juan Manuel Cisneros García dijo...

Entiendo que tu propósito es considerar a la desigualdad como una variable endógena dentro de un proceso, mas no como elemento de una proposición de base, es decir considerarla como supuesto.
Plantear que América Latina siempre fue la economía, identificada como una región, más desigual del mundo, no es fácil de contrastar. Se debería primero indicar históricamente a partir de cuando se puede hacer uso del término “América Latina”, pre o post colonia (española gran parte del actual territorio desde México hasta Chile – portuguesa (para el caso de lo que hoy se llama Brasil, fundamentalmente) y buscar data a partir de ello. Además utilizar el superlativo “más desigual” implica tener data de las otras economías a nivel mundial para comparar en período similar, hecho que también resulta difícil.
Dado que el nombre “América” se otorga posterior a la llegada de europeos con fines diversos, especialmente coloniales, a esta zona del mundo, se utilizaría aquel de un año mayor igual a 1942.
Considerando lo anterior, se tendría que tratar de entender las relaciones sociales (económicas, políticas, culturales) establecidas entre conquistadores y conquistados, considerando que un conquistador nunca considera como igual al conquistado, es un hecho normal (en el sentido que es proceso repetitivo en la historia de la humanidad) que siempre plantee diferencias.
En lo económico, a partir de la conquista, la propiedad privada del recurso tierra no fue establecida a través de mercado alguno, se arrebató a los que eran oriundos de la zona, no existió transacción de compra-venta alguna. Luego que un conquistador tomo posesión (por la fuerza) de la tierra, recién pudo negociarla con otro de sus iguales, así surge el mercado de tierra en esta región. La retribución al recurso trabajo tampoco se estableció por mercado alguno (ni walrasiano, ni no walrasiano), no existía retribución, la propiedad del recurso trabajo era de los conquistadores (propiedad del hombre sobre el hombre) es decir existió esclavismo. Los trabajadores del sistema ni remotamente tendían a ser iguales en el mercado.
Las diferencias pueden reflejarse en lo social, la idea de raza (hoy se prefiere utilizar la categoría etnia) la crea el racista, es decir en su condición de mayor manejo de la situación, estando en capacidad de imponer (no negociar), dado que es conquistador, indicará que aquellos con rasgos físicos similares a él son superiores a los conquistados, para el caso blanco superior a cualquier otro color de piel. Se puede considerar que las diferentes expresiones culturales como la lengua, la religión, las diversas costumbres de los que poblaban este territorio: conquistadores y conquistados tampoco tenían igual valía, primaban la de los primeros y se imponían.
En lo político, las normas jurídicas estaban establecidas por los conquistadores, casi no existía capacidad de negociar aquellas por los conquistados, recordemos además que era un sistema monárquico (no democrático), por tanto los derechos no estaban igualmente distribuidos, primaban los de los conquistadores.
En cada uno de los casos, existe información (crónicas, p.e.) que puedan dar sustento a anteriores enunciados. (Sólo como comentario: por lo leído en el tema, tampoco existía plena igualdad durante el Incario). Afirmar “En conclusión, América Latina no siempre fue desigual” sería seriamente cuestionado por el proceso histórico de la misma. La desigualdad estuvo presente antes y después de la conquista, siendo más intensa luego de ésta.

Juan Manuel Cisneros García dijo...

Arbitrariamente, como se fija cualquier supuesto, haciendo uso de la abstracción (o la aducción), se puede considerar que en el inicio de las economías de América Latina los activos económicos, políticos, culturales estaban desigualmente distribuidos.
De lo anterior puede postular que: “En sigma, la desigualdad en activos económicos da lugar a la existencia de clases sociales y la desigualdad en activos sociales a la existencia de infraclases (the underclass) dentro de la estructura social. Las infraclases lo conforman grupos sociales con escasa dotación de activos sociales. Sigma es una sociedad de clases y de etnias; es una sociedad más compleja que epsilon y omega.” (Figueroa, Sociedad Sigma:196)
La verdad contradicen el sentido común y la historia de esta región expresiones como: “De acuerdo con Willianson, la desigualdad en la región no fue alta antes de la llegada de los españoles ni tampoco en las décadas que siguieron a la conquista. Recién a partir de mediados del siglo XIX la desigualdad en la región se habría acentuado.” Entiendo que no tiene rigor lógico afirmar que dado que a partir del siglo XV ya había conquistadores y conquistados conviviendo en un mismo territorio, entre ambos grupos no existía una relación de desigualdad, que esta se acentúa recién en el siglo en cual se declara la “independencia”, luego de casi cinco (5) siglos (años más, años menos). Ejemplo si le arrebato (vía conquista) a Willianson todos sus derechos económicos y políticos hoy, 2009, ¿puedo afirmar que él y yo somos iguales, que no existe desigualdad entre ambos?
Otro detalle lógico, “(…) Nathan Nunn –un profesor asistente en Harvard- testea empíricamente en este articulo varios de los mecanismos sugeridos por Engerman y Sokoloff con datos tanto de las colonias como de USA encontrando resultados mixtos”. Si se expone que Engerman y Sokoloff tratan de explicar la realidad de América Latina, ¿por qué Nunn utiliza data de EE.UU?

Juan Manuel Cisneros García dijo...

Conclusión: NO puedo se puede afirmar categóricamente que América Latina ha sido siempre la región más desigual del mundo, pero en base a la historia se puede postular que en sus inicios América Latina fue desigual.

Asumo que para los que forman dentro del mainstream, la ortodoxia en Economía, no es usual iniciar una investigación asumiendo: desigualdad, clases sociales y etnias. ¿habría que preguntarse si la realidad de América Latina se puede analizar sin considerarlos como supuestos? El sólo hecho de asumir clases sociales y desigualdad se asemeja a teorías heterodoxas o “marginales”, ¿no? Saludos.