miércoles, 24 de febrero de 2010

Anti-positivismo y objetividad en las ciencias sociales

En este post comentaba el debate que sobre el tema se ha venido desarrollando en la red. Martin Tanaka ha escrito un nuevo post al respecto:

http://martintanaka.blogspot.com/2010/02/objetividad-y-ciencias-sociales-5.html

En este post, quiero referirme al anti-positivismo de algunos de los participantes del mismo. Tomemos, por ejemplo, la última intervención al respecto de Gonzalo Gamio:

“Considero que el modelo de ciencia social que suscribe Tanaka acusa una excesiva influencia del positivismo, y que eso lo lleva a asumir una idea del sujeto epistémico como un espectador imparcial privilegiado, que ha logrado trascender con éxito el lastre de su arraigo histórico-cultural y el círculo de sus intereses y presuposiciones. Me da la impresión que esa epistemología no siempre está formulada expresamente, pero se re-vela parcialmente cuando afirma que es posible y deseable separar el ser y el deber ser en el estudio del fenómeno político, cuando sugiere que debemos construir una “mirada neutral” sobre la realidad social (incluso postulada como télos), o cuando sostiene que la teoría de la rational choice constituye una perspectiva nuclear en la tradición disciplinar de la ciencia política.” Compromiso Político y Ciencias Sociales

Tengo la impresión que el autor nos ofrece una versión caricaturizada de los enfoques epistemológicos de la tradición positivista. Desde hace mucho tiempo atrás, las versiones positivistas reconocen la imposibilidad de un análisis científico imparcial y libre de condicionantes históricos y culturales en el sentido mencionado por Gamio. Cualquiera lector familiarizado con los trabajos de Lakatos sabe de lo que estoy hablando. Tampoco es cierto que las versiones modernas del positivismo planteen que sea posible separar el ser del debe ser (lo que se conoce como la “guillotina de Hume”). Solo una lectura descuidada podría explicar lo anterior.

¿Eso significa que no sea posible aspirar a una ciencia social “libre de valores”? O, en los términos de Gamio, ¿una ciencia en donde sea posible separar lo normativo de lo positivo? Tal y como veo el asunto, me parece que se trata de una incomprensión de lo que la tradición positivista plantea. Cito, por ejemplo, el trabajo de Mark Blaug que comente en este post:

“The doctrine of value-free social science asserts, first of all, that the logical status of factual, descriptive is-statements is different in kind from that of normative, prescriptive ought-statements, and second, that the methodological judgments that are involved in reaching agreement on is-statements differ in important ways from those used to reach a consensus on normative value judgments. The claim that social science can be value-free in this sense does not deny that ideological bias creeps into the very selection of the questions that social scientists investigate, that the inferences that are drawn from factual evidence are sometimes influenced by values of a particular kind, nor even that the practical advice that social scientists offer is frequently loaded with concealed value judgments, the better to persuade rather than merely to advise. The argument does not rest in any way on the supposed impersonal detachment of individual social scientists but rather on the social aspects of scientific activity, on the critical tradition of a scientific community that constantly weeds out the competing biases of individual scientists. Max Weber made all this perfectly clear over fifty years ago when he laid down the doctrine of Wertfreiheit (freedom from value) and there is really no excuse for misunderstanding of his meaning at this late stage.

Obviously, Weber did not deny that social science as it is actually practiced is shot through with political bias; it is precisely for that reason that he preached the possibility of value-free social science. Moreover, Wertfreiheit did not for him imply that the valuations of human beings cannot be rationally analyzed. On the contrary, he insisted that Wertungsdiskussionen (discussions on values) were not only possible but of the greatest utility “ Blaug (1992), 116-117

Más adelante, en un párrafo que podría aplicarse a las críticas de Gamio, el autor escribe:

“Few of those who attack the doctrine of Wertfreiheit have the courage of their own convictions. After marshaling all the standard arguments against the Wertfreiheit camp, they usually end up by saying that we are all in favor of objective truth and ''impartial science," although how there can be such things if "ises" are inextricably tied up with "oughts" is not made clear. If there are not at least some descriptive, factual assertions about social uniformities that are value-free (apart from the characterizing value judgments implied in methodological judgments), it seems difficult to escape the conclusion that we have the license to assert whatever we please.” Blaug (1992), 117-118.

Mi impresión es que Gamio nos presenta una visión rancia del positivismo que ningún positivista serio de hoy se atrevería a sostener. Esa separación entre el ser y el debe ser a nivel individual es ciertamente imposible y es algo en lo que hay que estar de acuerdo con las criticas de Gamio. Pero no es eso lo que sostiene el positivismo moderno. Como mencione en mi post anterior, no se trata de un asunto individual. Es la existencia de programas de investigación en competencia lo que permite que nos aproximemos progresivamente a la “verdad”.

Lo mismo aplica a la crítica de Gamio a los enfoques de elección racional. Ningún economista serio afirmaría que “es así” como operan los individuos. Se trata de una simplificación grosera que utilizamos para generar hipótesis que luego testeamos con los datos de la realidad. La bondad de la simplificación habrá de juzgarse en función a su capacidad de generar hipótesis de interés que sean una buena aproximación al fenómeno bajo análisis. Es, por eso mismo, una concepción limitada de la racionalidad y eso es algo de lo que siempre hemos sido conscientes en la profesión. Hay toda una rama de la economía que esta avanzado en mejorar nuestra compresión de la racionalidad individual, pero que no deja de formar parte de una tradición positivista. Un buen survey, puede encontrarse en este artículo de Stefano Dellavigna aparecido en Journal of Economic Literature, que reseña la literatura experimental sobre las desviaciones a la racionalidad identificadas en la literatura.

http://elsa.berkeley.edu/~sdellavi/wp/01-DellaVigna-4721.pdf

Estos datos tampoco son neutros por cierto y tampoco pueden leerse sin ausencia de una teoría (punto en el que concordamos con Gamio). Pero esto es lugar común en la tradición positivista, y puede encontrarse en los textos más antiguos del filosofo argentino Mario Bunge (desde 1963 por cierto, en la primera edición de la Investigación Científica si mal no recuerdo).

Con esto no quiero decir que las aproximaciones de vena positivista no estén exentas de problemas. De hecho, no hay escuela de pensamiento alternativa al positivismo que no tenga problemas similares o más graves aun. Pero una cosa es enarbolar críticas serias al positivismo y otra muy distinta es construirse un positivismo de caricatura para fácilmente criticarlo. En el caso de los argumentos de Gamio, estamos ante críticas que parecieran dirigidas a un positivismo de vieja guardia, pero que difícilmente constituyen argumentos en contra de las versiones modernas del positivismo y el racionalismo critico.

4 comentarios:

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Stanislao:

Interesante post, pero no olvidemos que mis críticas no se plantean en general, sino que se dirigen a Martín Tanaka, quien defiende en diversos posts las tesis centrales del positivismo clásico que he señalado y tú has evocado. En ese sentido, no hay caricatura. Pretendo plantear una discusión epistemológica en CCSS a partir de lo señalado por Nelson Manrique.

En segundo lugar, no queda claro quiénes hoy se reclaman explícitamente como positivistas; ni siquiera Bunge (dice que no lo es). ¿Dónde están? El positivismo declinó notoriamente luego del llamado "positivismo lógico" y las críticas del segundo Wittgenstein y de Popper.

Claramente los racionalistas críticos NO son positivistas. Los escritos de Popper, Albert y Lakatos señalan expresamente sus distancias respecto del positivismo.

Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Gonzalo Gamio dijo...

P.D.: Podría decirse que, en filosofía - después de mediados del siglo XX -, el positivismo prácticamente ha desaparecido.

Tampoco queda claro qué positivistas recusan la separación entre ser y deber ser. Hasta el Círculo de Viena se señalaba que debíamos estar prevenidos de la "falacia naturalista" , que consistía en derivar "debe" de "es"(G.E.Moore retomando a Hume).

Saludos,
Gonzalo.

P.D.: Envío con correcciones y agregados.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Saludos.
Pues un servidor ha defendido públicamente el positivismo (un "positivismo razonable"), aquí, p.ej.:
http://abordodelottoneurath.blogspot.com/2007/10/el-positivismo-es-un-humanismo-1.html
.
Sobre filosofía de las ciencias sociales, ahora está accesible en OCW nuestro curso de la UNED:
http://ocw.innova.uned.es/ocwuniversia/filosofia/filosofia-de-las-ciencias-sociales