1. Sobre la evidencia empírica. Carlin, sin ofrecer un argumento convincente al respecto, afirma que las horas anuales no son una buena medida del fenómeno en cuestión. Luego sugiere que los datos de Maddison, los únicos que nos permiten hacer un análisis comparativo entre países, llevan al error, amparándose para ello en un par de estudios. En particular, menciona lo siguiente:
“Para el caso de Estados Unidos, Juliet Schor, en ”Overwoked American”, hace una exhaustiva revisión crítica de la estadística, y demuestra que cifras como las que cita ahora Maldonado llevan a equívoco, y que la tendencia es, clara y concluyentemente, al aumento de las jornadas de trabajo”.
Carlín debe explicar mejor lo anterior si es que pretende discutir seriamente con argumentos. En particular, sería necesario argumentar en qué medida las cifras que mencione nos inducen a una percepción errónea del problema. Más aun, si fuera cierto que existe evidencia basada en una mejor aproximación metodológica que sugiere un patrón distinto para el caso de USA que el que sugieren las cifras que presente, quedaría aun pendiente el explicar lo que ocurre para el caso de los demás países. Digo si fuera cierto porque lo cierto es que el estudio de Juliet Schor ha sido tipificado por Kristin Roberts y Peter Rupert de la Federal Reserve Bank of Cleveland como “falaz”. En particular, estos autores consideran que el número de horas no cambio sustancialmente entre mediados de los ochentas y noventas, pero lo que si ocurrió es que hubo un cambio en la composición del trabajo que se explica básicamente por el número de horas trabajadas por las mujeres en el mercado laboral. El estudio en cuestión se encuentra en el link siguiente:
http://www.clevelandfed.org/Research/commentary/1995/0115.pdf
Respecto al otro estudio, no he encontrado referencias entre economistas al respecto. Voy a ver si en algún momento puedo revisar el libro en mención para comentarlo.
2. Respecto a la teoría de Marx, Carlín recurre a una de las típicas estratagemas inmunizadoras a las que recurren los marxistas para explicar la falta de evidencia empírica para la hipótesis de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Dice Carlín:
“La evidencia empírica, que tanto preocupa a Maldonado, no muestra, en efecto, que la tasa de ganacia baje. Por mi parte, a manera de ejercicio, hice una revisión de la tasa de ganancia de las 500 empresas listadas en la revista Fortune durante 50 años, y, en efecto, no se presenta una reducción significativa de la tasa de ganancia. Pero el problema está en que no hablamos de ”la baja de la tasa de ganancia”, sino de ”la tendencia a la baja de la tasa de ganancia”, que es cosa distinta. La tendencia existe, y justamente porque existe, el capital se ve obligado a hacer varias cosas (todas ellas minuciosamente listadas y analizadas por Marx) PARA QUE NO BAJE.”
Entonces, la ausencia de evidencia empírica es tomada como una prueba de que el fenómeno en cuestión existe. No observamos dicha tendencia precisamente porque los capitalistas hacen todo lo posible para que ello no ocurra. Supongamos que eso es cierto. Veamos lo que nos dice Carlín luego:
“Las teorías científicas no pueden descartarse porque “no exista evidencia empírica” como parecen creer Maldonado y todos los académicos positivistas. Si así fuera, nadie tendría que haber hecho caso a Einstein, que elaboró una teoría que recién muchos años después pudo recoger evidencia empírica, ni tampoco a la teoría de las cuerdas, cuya evidencia empírica recién se intenta recoger hoy, con el costoso experimento del colisionador de Hadrones, que, por otra parte, ha sufrido serios tropiezos.”
OK. Podríamos decir, para no ser severos con Carlin, que lo que sucede es que en realidad estaríamos frente a lo que Lakatos llamaba un programa de investigación teóricamente progresivo pero no empíricamente progresivo. Es decir, una teoría que predice nuevos hechos no considerados por teorías anteriores pero que, en el momento, carece de evidencia empirica que los soporte. Ese fue el caso de las teorías de Einstein y la teoría de las cuerdas, pero es un exceso poner una teoría tan vieja y discutida como la de Marx en el mismo lugar. Sobre todo porque no es cierto que la teoría de Marx sea en la actualidad una teoría teóricamente progresiva en el sentido de Lakatos. Y no puede ser asi porque diversos académicos han mostrado las debilidades de la teoría en cuestión. En particular, un economista japonés mostró formalmente hace más de 50 años que, contrario a lo que creía Marx, la tasa de ganancia tendría tendencia creciente. Es lo que se conoce en la literatura como el Teorema de Okishio. Una presentación didáctica puede encontrarse en wikipedia:
http://en.wikipedia.org/wiki/Okishio%27s_theorem
Este teorema es aceptado por reputados economistas marxistas, como por ejemplo John E. Roemer (Ver por ejemplo su libro “A General Theory of Exploitation and Class”).
La mayoría de los (pocos) economistas marxistas dedicados a la teoría no tienen problema en reconocer que la llamada ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia carece de validez teórica y empírica. Y no hacen mucho drama de ello porque trabajan en otras aéreas en donde la tradición marxista, unida a nuevos y potentes instrumentos conceptuales, pueden contribuir a una mejor comprensión del capitalismo. Son los marxistas del verso los que se resisten a reconocer que este aspecto de la teoría marxista es inconsistente teórica y empíricamente. Por ejemplo, el filosofo Van Parijs escribió un artículo a principios de los ochenta tratando de defender la teoría en cuestión. Ver “The Falling-Rate-of Profit Theory of Crisis: A Rational Reconstruction by Way of Obituary” aqui:
http://rrp.sagepub.com/cgi/content/abstract/12/1/1
Entiendo que Carlín trate de defender la teoría en la que se basa para defender su propuesta. Lo cierto que esa teoría es considerada como falsa por la mayoría de los economistas marxistas que se dedican en serio a la investigación académica. Yo no creo que Carlín deba basarse en Marx para su propuesta de la reducción de la jornada laboral. Aquí Marx parece restar más de lo que aporta. Un poco menos de marxistas poco serios como Atilio Boron y un poco mas de marxistas rigurosos como Roemer (ver su libro “Un Futuro para el Socialismo”) en nuestras lecturas podría llevarnos por mejor camino.
1 comentario:
He tardado en responderle, por asuntos personales. Pero ya puede usted ver mi respuesta en mi blog.
Saludos cordiales,
Carlín
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