miércoles, 28 de mayo de 2008

Por que no soy de derecha


Ser de derecha en el Perú debe ser una tarea muy difícil. Al igual que en el caso de la izquierda, los mecanismos institucionales de participación son muy escasos por no decir casi nulos. Es interesante que, mientras desde la izquierda uno siempre escucha lamentaciones sobre un pasado que fue y ya no será, no ocurra lo mismo desde la derecha. A pesar de que mucho del sentido común y/o principios políticos que, al menos teóricamente, corresponden a los fueros de la derecha han terminado imponiendose ideológicamente, ello casi no ha influenciado en una mejora en términos del apego popular a este sector político. En ese sentido, en el Perú se vive no solo una crisis de la izquierda, si no también de la derecha.

Recuerdo que una de las primeras cosas que me llamo la atención en mi primer día de clases en la universidad fue una pancarta inmensa de un grupo llamado Juventud Popular, situada cerca de la entrada de la facultad de ciencias sociales, llamando a combatir el modelo “neoliberal”. Este grupo era (o es?) uno de los tantos de inclinación de izquierda radical que hay en una universidad que se enorgullece por representar la diversidad del país. Sin embargo, era muy difícil encontrar en esa “diversidad”, organizaciones estudiantiles vinculadas a los partidos de derecha o que promuevan ideas que se encuentren políticamente asociadas a este sector. Solo recuerdo un grupo, llamado Circulo de Estudios Von Mises, de orientación liberal pero de una naturaleza más académica que política, y ciertamente no eran más que unos cuantos gatos. Claramente, la cercanía con el ciudadano no ha sido una característica de nuestra derecha política.

Creo que esta es una de las primeras razones por la que no soy de derecha: ausencia de canales de participación. Si la derecha hubiera tenido interés, no le habría sido muy difícil involucrar a un sector importante de mi generación. Con el modelo económico funcionando, la derrota de un terrorismo asociado a la izquierda y ante el descalabro ideológico/partidario de esta ultima, dicha tarea hubiera sido sencilla. Sin embargo, ello no fue así, y una de las razones de ello es que la crisis de fines de los ochenta no solo significo el colapso de los partidos de izquierda si no del todo el sistema de partidos en su conjunto: la derecha cogobernó al país durante la primera mitad de los ochentas y por tanto co-responsable del fracaso en el manejo económico y en la gestión de la cosa publica durante dicha década. Es muy difícil querer hacer política sin partidos y, lamentablemente, esa es la situación actual del país. La transición democrática luego del régimen autocrático de Fujimori ocurrió con el mismo cadavérico sistema de partidos responsable del fracaso de los ochenta y hasta ahora no han surgido nuevos sujetos políticos capaces de revertir la situación.

Sin embargo, y más allá de lo anterior, la verdadera razón por las que no soy de derecha es básicamente la misma por las que cuestiono a la izquierda: no se toman en serio la democracia. Tanto la derecha como la izquierda en el país se han caracterizado por su vena autoritaria, una apoyando regímenes autocráticos como el de Fujimori, y la otra a dictaduras como la de Velasco o, peor aun, movimientos insurreccionales como ocurría en los 70’s. Tampoco parece interesarles mucho los DDHH: la derecha con un Cipriani o un Rafael Rey diciendo abiertamente que los DDHH son una cojudez y atacando cada vez que pueden el informe de la CVR, y la izquierda con su defensa y/o ambivalencia con las FARC y su silencio ante las violaciones de los DDHH en Cuba.

En el Perú, la derecha nunca se ha tomado en serio el liberalismo, en especial principios liberales fundamentales como la defensa de los derechos políticos de TODOS los ciudadanos, incluidos los más pobres (tampoco lo hace la izquierda, pero convengamos que eso es esperable dada su tradición política marxista y su compromiso táctico mas que real con las libertades políticas). El accionar de la derecha en el Perú ha estado más enfocado a proteger los derechos de propiedad de los poderosos y a permitir el desarrollo de un sistema económico excluyente e inequitativo por encima de los derechos políticos fundamentales de todos los ciudadanos, supuestamente un elemento fundamental de las tradiciones filosóficas que la sustentan. Si no, como explicar que haya sido precisamente durante un gobierno de derecha como el de Acción Popular y el PPC, el periodo en el que se cometió el mayor numero de violaciones de DDHH? Mientras Belaunde, considerado ahora un paladín de la democracia, estaba en Palacio, miles de compatriotas eran arrestados, sometidos a tortura y ejecutados extrajudicialmente por el Ejército en una batalla indiscriminada y mal orientada contra el terrorismo de izquierda senderista.

Mientras haya en la derecha gente que reivindique las violaciones a los DDHH perpetradas durante el Gobierno de Fujimori o las considere como un “mal necesario” para lograr la pacificación, me sentiré orgulloso de despreciar a la derecha. Mientras hayan Reyes y Ciprianis, me sentiré orgulloso de despreciar a la derecha. Mientras haya en la derecha gente que no le moleste vivir bajo un régimen dictatorial si es que ello le asegura el respeto de sus derechos de propiedad, me sentiré orgulloso de aborrecerla.

Tal vez el reto más grande que le corresponde asumir a mi generación es deshacernos de estas derechas e izquierdas de mierda que tenemos, y empezar a construir un sistema de partidos moderno, incluyente y realmente democrático, en donde no volvamos a ver a gente como Rafael Rey denostando a la CVR ni a gente como Diez Canseco bloqueando eventos de disidentes cubanos en el Congreso. El reto esta ahí. Ya nos toca, no?

1 comentario:

Anónimo dijo...

No soy un erudito en la política de mi país, pero dejáme decirte que coincido que en lo general todo discurso y posición extremista y excluyente no beneficia. Gracias por este artículo es muy orientador para mí.

Atentamente,

César Oncoy Bustamante.