jueves, 14 de febrero de 2008

El "Chorreo" y la impaciencia de la izquierda

Regreso de Perú tras 2 semanas de “trabaciones” (trabajo+vacaciones) con la sensación de quien encuentra la situación bastante mejorada. Encuentro más tiendas de supermercados construidas y las veces que fui a Ripley o Saga casi siempre tuve que enfrentarme a alguna cola. Los cines también lucían llenos y los locales de fiesta y penas andaban atiborrados. Incluso cuando salí de Lima, conseguir transporte era complicado. En suma, percibí una situación económica bastante dinámica e interesante.

Ciertamente, no tengo mucha evidencia como para afirmar que las cosas definitivamente están mejor, mucho menos que están mejor para todos. Sin embargo, mientras hacia cola –ya sea para pagar mis compras como para comprar mi boleto de vuelta a Lima en Cañete- no pude evitar recordar las discusiones sobre el “chorreo”. A veces me parece que el tema esta mal planteado y que los reclamos en contra el modelo económico parecieran ser un poco injustos. Tal vez me equivoque. Al final del día solo tengo mis percepciones. Pero si puedo compararlas con las percepciones de otros, al menos podría formarme una opinión balanceada al respecto.

Habiendo crecido en un barrio de clase media baja, me seria más fácil conseguir percepciones de quienes con seguridad me ofrecerían una perspectiva mas negativa de la que suele ofrecernos la prensa oficial. Y así fue. No obstante, discutiendo con la gente uno puede percibir que algo de optimismo todavía hay en los argumentos en contra. Y eso me parece un avance importante. Aunque la queja respecto a que “no hay chorreo” todavía es fuerte, eso no significa que la gente cuestione con dureza el modelo. Se percibe que hay riqueza y se desea una mejor distribución de la misma, pero cuando se les sugiere si la salida podría ser adoptar algunas de las alternativas probadas en el pasado el rechazo es rotundo. Creo que la gente ha aprendido de la gran crisis de fines de los ochenta: no me tope con nadie interesado en ensayar experimentos como los de nuestros vecinos de la comunidad andina. A pesar de las limitaciones del modelo, parece poco probable que un giro de izquierda radical tenga lugar en el Perú.

Ciertamente, hay impaciencia, alentada por la percepción de bonanza económica, la cual requiere un esfuerzo de política pública por redistribuir el ingreso mediante la provisión de bienes públicos. La queja de la izquierda local obvia, a veces malintencionadamente, que es entendible que -al principio- los sectores menos favorecidos se beneficien menos de la bonanza económica debido a su escasa y/o inadecuada integración al mercado. También obvia el hecho de que tras muchas décadas de inestabilidad económica, 15 años de estabilidad económica y crecimiento no son suficientes para solucionar todo el desmadre ocasionado por la erraticidad de las políticas públicas durante los 40 años previos a 1990. Se requiere una acción política mas decidida para mejorar la equidad, pero los pedidos de los agoreros de la desgracia para cambiar “el modelo económico” parecen ser inoportunos, no solo en la medida en que contribuyen a empeorar la situación añadiendo más inestabilidad sino tambien porque no hay desde los sectores criticos propuestas de politicas coherentes. Solo tienen denuncias, no propuestas, a no ser de pequeños cambios cosmeticos que dificilmente pueden considerarse como un "modelo alternativo". Se necesitan mas años de estabilidad para corregir los problema ocasionados por quienes, en su juventud pretendían con una revolución sangrienta solucionar de un porrazo todos los problemas del mundo.

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